Ópera, ballet, sinfonías y escenografía sensorial esta noche

Una suma de arte musical y escénico: Coro Polifónico, Orquesta de U. de Cuenca y Ballet Nacional actuaron en un espectáculo especial

Una fusión de danza, ballet, coros de canto lírico, oberturas de grandes óperas y una escenografía artística amalgamados en un solo espectáculo colorido y musical fue la presentación del Suite Escenas de Ópera-Ballet Sinfónico Coral, escenificado las noches del jueves y viernes, y prevista también hoy, en el teatro Carlos Cueva Tamariz por el Ballet Nacional del Ecuador, Coro Polifónico y Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuenca.

Todo comenzó con la obertura de la ópera Don Giovanni, a cargo de la orquesta, una música al principio dramática, luego intensa por la velocidad con que tocaban los violinistas.

Fue un abreboca para un despliegue musical-escénico que siguió con la Marcha Triunfal, de la ópera Aída, representada con un escenario de columnas egipcias. Siete bailarines del ballet, seis varones y una chica, con trajes de esa antigua civilización, marcharon, danzaron al son de las trompetas con fuerza en sus movimientos; voces femeninas del coro polifónico reforzaron el espectáculo.

Cambio de escenario. Ahora el protagonismo fue del coro polifónico, coristas con trajes negros, cantaron en jolgorio un tema festivo, el Coro de las Campanas de la ópera Pagliacci.

A esto siguió una pareja, hombre y mujer, en mallas azules, figuras esbeltas, cimbreantes, un baile donde los menudos pies obedecían a la música escenificando el vuelo del amor.

En otra obra coral, los telones negros, los efectos sonoros de tormenta y relámpagos, la música dramática ayudaron al coro -de negro- a cantar el tema del Coro de Brujas de la ópera Machbeth.

Con el cambio de escenario, otra vez los coros, masculino y femenino, alternaron en el canto y luego se integraron, alguno tenía una guitarra, era el Coro de Gitanos de la ópera El Trovador.

Entonces apareció una artista en kimono, abanicos en mano, para representar y cantar, esta vez, Bocca Chiusa, una escena de Madame Butterfly (Señora Mariposa) ópera basada en una relación entre un marino de guerra estadounidense y una japonesa. La orquesta daba la pauta a la cantante de voz creciente y aguda.

El coro polifónico regresó ahora para cantar Va Pensiero, del coro de esclavos de la ópera Nabucco, un canto profundo, casi religioso, emocionante hasta los corazones.

La novena escena de la selección operística fue la Danza Bacanal de Sansón y Dalila, música intensa, rítmica, un traslado visual a los países del Oriente Medio de sultanes y odaliscas: en el escenario, ocho parejas pusieron en escena un baile amatorio, evoluciones, marcas en el piso, enérgicas, con ambas plantas de los pies, giros y giros, de pie y recostados, bailarines y coristas, todos llevados por las notas musicales.(AVB)-(I)

Carmen, la gitana

En 1847 Prosper Merimé publicó la novela Carmen sobre el amor de un militar español por una gitana. En 1875 el compositor George Bizet hizo de ello una ópera y en 1949 se transformó en obra de ballet. Una selección de estas artes fue la obra de fondo de la Suite…

La obertura se caracteriza por el vibrar acelerado de los instrumentos de cuerda, a lo que responden los de viento en un canto instrumental. Para el Coro de Contrabandistas salieron al escenario bailarines y coristas en trajes gitanos; los primeros, girando en círculos con una tela gigante, las mujeres, sus vestidos al vuelo; los coristas cantaban en francés “écoute compagnon…” (“escucha compañero”).

Tras el baile de una pareja, el tenor Diego Zamora cantó el Aria del Torero con voz resonante, aclamado por bailarinas con pañuelos blancos; otro torero, en traje de luces, giraba y giraba. Todos buscaban, acosaban a Carmen, sensual, bella, conquistadora, en tanto, los bailarines demostraban con sus movimientos lo que decía el cantante.

Salieron un bailarín y un cantor, era Don José, prendado por Carmen. Llegó el final: la música de la obertura con la orquesta; tres toreros con sus capas conquistando a sus damas; el coro polifónico cantando a fiesta; toreros, gitanos, bailando con gracia; los espectadores de pie en un aplauso general… (AVB)-(I)

Bailarines: una experiencia única

El espectáculo ha sido posible por un acuerdo entre el Ballet Nacional del Ecuador, el Coro Polifónico y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuenca, con este proyecto, el alma mater abre sus actividades actividades culturales por el 200 aniversario de la independencia de Cuenca. Pablo Vanegas, su rector, resaltó la fusión de música, danza, escena, teatro y poesía.

A los artistas del coro polifónico, formado por cantantes líricos que estudian en todas las facultades de la universidad y a la orquesta de su Facultad de Artes se unieron los bailarines del Ballet Nacional, entre ellos: Karen Rivadeneira, Rafael Espinosa y Denisse Rodríguez.

El ballet es el teatro mudo, contar con el cuerpo, la meta es lograr que el público comprenda la obra con la expresión corporal. Esta ha sido una linda experiencia porque tener al coro en el escenario da una energía especial.

Nunca se había hecho esto, tantas expresiones en una sola representación: música, coros de ópera y ballet; una experiencia completa tener música, canto lírico, baile, maquillajes, cambios de escenario, vestuarios, escenografía, lograr que el público se meta a la obra.

Se bailó con un estilo neoclásico, una forma de bailar distinta al clásico, que exigió hacer otro repertorio corporal, expusieron los bailarines. (AVB)-(I)

Dato

Producción: U. de Cuenca y Ballet Nacional; dirección del ballet: Rubén Guarderas; puesta en escena: Héctor Sanzana; director musical: William Vergara; directora coro polifónico: Priscila Urgilés

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