Prioridad es una palabra latina-como buena parte de nuestro idioma- que significa lo que es anterior o más importante respecto a otros asuntos. En estos momentos la prioridad es la salud de todos los ecuatorianos y hacia allá deben canalizarse todos los recursos posibles, tanto del gobierno central como de los gobiernos locales.
Pero hay también otras prioridades que le siguen a la principal. Y, entre ellas, la atención a los sectores de menores recursos económicos que son los que más están sufriendo las consecuencias de la paralización de actividades.
Hay en nuestro país millones de seres humanos que dependen para su subsistencia diaria de lo que hacen cada día. Son parte de los seis de cada diez ecuatorianos que carecen de un empleo fijo y que por lo tanto no tienen un sueldo que les garantice afrontar las necesidades suyas y de su familia. Son los que no pueden hoy salir a las calles a vender algo ni a prestar sus servicios. Son miles de personas que en los próximos días tendrán que decidir- más allá de lo que digan las autoridades- entre permanecer en casa para no contagiarse o salir nuevamente a las calles a ganarse unos centavos que les permitan alimentarse. Esa será la gran tragedia de las próximas semanas y meses junto a la tragedia mayor de la pérdida de vidas humanas.
Está bien que el gobierno para no alarmar anuncie que la suspensión de actividades se mantiene hasta el cinco de abril. Pero todo indica que la situación actual se mantendrá cuando menos por siete u ocho semanas más para evitar el temido contagio. En otras palabras, dos meses en que la otra prioridad será atender las necesidades vitales de millones de ecuatorianos que no tienen ingresos ni -menos aún- recursos ahorrados. (O)
