OPINIÓN|
La lucha por el poder político está acompañado de frases envenenadas; y que vienen siendo no de ahora, en todos los tiempos ha sido y, es el pan de cada día; y algunos, han tenido que traicionar no solo su propia ideología, sino también a sus propios compañeros que les pusieron las escaleras para poder subir y, van dejando en el camino sentimientos y rencores; cayendo incluso en la bajeza de calumniadores dentro del quehacer político de tránsfugas y mentirosos. ¡Lo conozco!
Los políticos en general mantienen una batalla de “egos”, de puritanos con un sentimiento de “salvadores”, y para ello se apoyan en el insulto y en la violencia verbal. Ese es el espectáculo que alimenta a una gran parte de nuestros conciudadanos, en su mayoría sin empleo que no tienen recursos informativos veraces; se embelese con lo que le cuentan a través de algunos medios tecnológicos de propaganda, que hacen el circo de manías personales; estos políticos que pregonan la oferta de trabajo…saben cuantos miles de familias sufren, sin recursos, sin trabajo en su propio terruño…y venden ilusiones, de mejorar las condiciones de vida, con una verborrea milagrosa; y para ello tienen un plan de trabajo notariado, con jugosas declaraciones de moralidad, lealtad, que no es más parecido a los carros de madera, sin motor alguno, solo poseen torpedos verbales, que no se matan ni entre ellos, mejor se juntan en favor según ellos, del pueblo. Esta verborrea de moralejas, se ha puesto de moda, que conduce a que siempre no ganen los buenos y, ha conducido a un canibalismo y a la destrucción de las ideologías y el combustible que propulsa al poder político; pero también es el combustible de la corrupción, sabiendo que la corrupción es el opuesto de la generación de la vida. (O)