OPINIÓN|
Entre tantas cosas incomprensibles está esa absurda proliferación de Partidos Políticos. Varios tienen la misma ideología solamente que redactada con diferentes palabras y en mala forma, por cierto, en la mayoría de casos. La explicación posible es el ansia de unos cuantos sujetos de tener “su partido” para poder ser candidatos sin discusión, poder disponer a su antojo del llamado “fondo partidario”, una fuerte suma de dinero del Estado dedicada dizque a financiar la campaña electoral y satisfacer su pobre vanidad.
Esta idea nació de otra equivocada de que así irían en igualdad de condiciones. Idea falsa pues ya hemos visto en qué forma ocurre el financiamiento ilegal. En campañas anteriores provino del narcotráfico y las FARC y luego de los sobornos a las empresas contratistas con el Estado. Además, hay tantos hombres ricos que, en previsión de lo que puedan necesitar de los gobernantes, asignan sumas de dinero para los más probables ganadores.
Esos tales partidos se inscribieron con montones de firmas de respaldo que, frecuentemente, son las mismas para unos y otros y también son de personas muertas o que nunca pensaron en respaldar a nadie. Es que hay empresas que venden bases de datos para inscripción partidaria. Según encuestas quienes rechazan la política son más que los que respaldan los partidos.
Las llamadas elecciones primarias al interior de los partidos son farsa ya que solo sirven para legalizar lo que ya llevan resuelto el dueño del partido y unos pocos sumisos. Y así se tiene 19 aspirantes a la Presidencia y 75 para la Asamblea en Azuay. Y allí están quienes son incapaces de ganar una Prefectura o una Alcaldía ansiando mejores posiciones y negociados. En su vanidad y simpleza no ven que lo único que hacen es favorecer a la posible repetición de un gobierno autócrata, ineficiente y de ladrones. (O)
