El silencio ensordecedor del confinamiento sacude cimiento de rockeros de Ecuador

El confinamiento obligatorio a causa de la covid-19 envolvió a la banda ecuatoriana de rock pesado «Descomunal» en un «silencio ensordecedor», que la llevó transitar por caminos en los que se apropió del sonido de las montañas y de los colores de los Andes para crear ritmos que nunca imaginó.

Anclados al rock pesado, específicamente metal hardcore latino, y con cantantes de voz tan potente y ronca, que hace casi imposible entender la letra de las canciones, «Descomunal» encontró en el confinamiento un nuevo ángulo para su música.

Miguel Vinueza, director de «Descomunal», comentó a Efe que «fue un cambio brusco» porque «brusco» fue estar confinados.

Pero, paradójicamente, durante el distanciamiento experimentaron una mayor unión de la banda, que al momento «trabaja por internet: tres en Ecuador, uno en Holanda y otro en Reino Unido».

«La pandemia realmente nos juntó más, nos llevó a tener más proceso creativo, y a comenzar a entender esta cuestión que nos estaba pasando, el estar encerrados» y decirlo con música, explicó al anotar que repensaron y exploraron caminos que nunca habían transitado, tras lo que nació la balada «Ante tu mirada».

Con las giras y conciertos bloqueados por la pandemia, «en definitiva, nos quedó el silencio. Este silencio ensordecedor que nos apagó por unos días, nos llevó a pensar, a replantearnos cosas, a buscar modos de seguir diciendo lo que sentimos», relató.

Y descubrieron que podían plantear su música de muchas maneras, y que una de ellas podía estar inspirada «por el sonido de las montañas, por los climas fríos, por los colores de los Andes».

«Sí, somos roqueros, metaleros, encantados, orgullosos, activos, pero somos artistas y esta posibilidad de decir otras cosas, con otras sonoridades, ha sido bellísimo, una mina de oro», subrayó.

Salieron así de su zona de confort y lejos de amplificadores y «del abuso del sonido» estridente, se alimentaron de sonidos acústicos y «de melodías con sabor a páramo» para darle «una geografía» a su sonoridad.

Invitaron a Grecia Albán, una estudiosa del canto popular, para que su voz «muestre el lenguaje de este nuevo idioma con el cual pretendemos dialogar de otros sentires, de otras emociones que también nos inspiran y moldean como artistas», precisó.

«‘Casi me muero cuando una banda de metal pesadísimo me invitó a cantar ¿Yo, qué voy a hacer ahí?, yo no grito'», fue la primera reacción de Albán, recuerda Vinueza, quien cree que invitar a esa voz que «acaricia» fue «el mayor acierto».

Con una voz dócil, Albán abre la balada cantando: «Un dolor que arranca la verdad de mi» para hablar luego de miradas que duelen más que palabras, en una canción que han plasmado en un vídeo de más de seis minutos plagado de paisajes.

Albán canta a «momentos intensos» que «quedan suspendidos en la eternidad» acompañada de suaves tonadas que convocan a la meditación y reemplazan al ritmo estridente típico de Descomunal desde hace casi dos décadas, cuando nació como una banda de rock pesado.

GIRA EUROPA

Descomunal nació en 2002 cuando Vinueza decidió formar una banda de metal con un sonido fresco y nuevo, para lo cual se unió con el guitarrista Carlos Rodríguez y juntos crearon los primeros temas.

Otros músicos se juntaron a la banda que fue adoptando el sonido fuerte y contundente, que los ha caracterizado hasta ahora, que han abierto una nueva puerta para sumar otros ritmos a su repertorio, que cuenta con más de treinta canciones con letras relativas a denuncias sociales, de corrupción y otras injusticias.

Han ampliado su esquema también a temas relacionados con la forma de entender el amor y la familia durante el crecimiento.

«Esto es lo lindo de esta nueva sonoridad: podemos hablar de otras cosas. Antes sólo estábamos hablando de lo enojados que estábamos con el sistema por sus injusticias y aberraciones», anotó.

Sus canciones ofrecen también «fuerza a los oyentes para que sepan que se puede seguir adelante», comentó Vinueza, quien participó en 2019 en la gira de la banda por diez países europeos, sin el guitarrista Mauro Pazmiño, ausente por razones académicas.

Así, Rodríguez (guitarra), Gustavo Dueñas (vocalista), David Tomaslli (batería) y Vinueza (bajo y coros) recorrieron 13.000 kilómetros para ofrecer 16 conciertos, una gira que plasmarán en un documental, que se estrenará en 2021.

Para el director fue «impactante» la buena acogida en Europa donde encontraron gran reconocimiento de un público que les comentó que si trabajasen allá «tendrían ya una disquera grande».

«Siempre ha sido complejo ser artista en Ecuador», mientras se ve que afuera «sí les pasan cosas (muy buenas) a las bandas, a los pintores, escritores, cineastas, aquí seguimos en el mismo círculo dándonos las vueltas», se lamentó, por lo que ahora se centrarán en afianzar la internacionalización de la banda. EFE

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