Personal municipal y de entidades de socorro cumplieron operativos por separado. Autoridades esperan por decreto de estado de excepción.
Los habitantes de Azogues acogieron en su mayoría la restricción vehicular y de movilidad humana del Comité de Operaciones y Emergencias (COE) cantonal por el incremento de los casos de COVID-19.
La medida entró en vigencia desde el pasado viernes pese a los cuestionamientos de los representantes del Gobierno Nacional porque el Cañar no consta aún entre las 16 provincias en estado de excepción.
La resolución cantonal que aplica por 28 días trata de reducir la presencia de personas en las calles, especialmente los fines de semana. La restricción -con similares características del toque de queda- aplica de lunes a jueves desde las 20:00 hasta las 05:00, y desde las 20:00 del viernes hasta las 05:00 del lunes.
La medida fue criticada por el gobernador Hernán Crespo, presidente del COE provincial, quien aseguró que no se puede aplicar la restricción, principalmente en movilidad humana porque no existe un estado de excepción en el Cañar autorizado por el presidente de la República, Lenín Moreno.
Situación
En el primer fin de semana bajo la resolución cantonal se observó solo tiendas, centros comerciales, restaurantes y farmacias abiertas, pues otros negocios prefirieron cerrar sus puertas.
Asimismo uno que otro vehículo circuló por el centro urbano y en las zonas periféricas.
En las calles Simón Bolívar, Luis Cordero, Julio María Matovelle, además de las avenidas 24 de Mayo, 16 de Abril y Andrés F. Córdova se evidenció dicha situación.
De acuerdo con Tarquino Parra, quien trabaja por casi cuatro décadas como lustrabotas en los alrededores del Parque Central de Azogues, la movilidad se redujo “considerablemente” en relación a otros fines de semana.
Él optó por salir a trabajar debido a la necesidad de llevar alimentos a su hogar.
Los mercados de la ciudad (Recinto Ferial, Sucre y San Francisco) cerraron sus puertas desde las 16:00 del pasado viernes y las reabrirán en las primeras horas de hoy.
Angélica Romero, dueña de un negocio en los exteriores del Recinto Ferial, manifestó que muchos propietarios cerraron sus negocios por la falta de compradores. “Se quedaron abiertas las tiendas y restaurantes”.
También las empresas de transporte público de servicio urbano como parroquial -incluyendo los que llevan a los cantones vecinos de Biblián y Déleg- suspendieron sus actividades.
La empresa Panamericano (ruta Azogues-Cojitambo-Déleg), por ejemplo, tenía previsto laborar pero por la falta de pasajeros desistió de hacerlo durante el fin de semana. (BPR)-(I)
