Refugios de la pandemia (18)

LOS HIJOS DEL BOSQUE de Sonia Moreno Ortiz (1954) es el volumen de la Colección “Eugenio Moreno Heredia” que empezaremos a comentar hoy.


Bellamente editado, con portada e ilustraciones de acuarelas de su hermana Diana, el volumen reúne 25 textos de prosa poética y 7 breves cuentos.


Lo que lamentamos es que poseyendo un talento absolutamente notable para la escritura, la autora no nos haya prodigado, prácticamente, textos nuevos. 


Pienso que desde las prosas líricas bellamente desgarradas de Aurelia Cordero Dávila de Romero, madre de los poetas Romero y Cordero -Remigio, Raphael, José-, no se han producido en Cuenca unos textos de tanta hermosura y calidad.


A siglo y medio de distancia encontramos dos escritoras con una sensibilidad parecida para captar la naturaleza, pintar a los seres humanos -generalmente los más humildes y desposeídos- y verter en lo que escriben el sutil aliento de su alma de artistas.
Carlos Pérez Agustí, con su usual acierto nos dice que la obra de Sonia está atravesada “por un lenguaje poético sensible y expresivo, común a toda su trayectoria creativa.” Y es verdad, porque lo que la caracteriza es justamente su profundo temperamento lírico, que emerge en cada línea que escribe, no importa si es una sutil y libérrima pequeña pieza de prosa o un breve cuento, todo lo que ella toca se vuelve poesía.


Es verdad que algunos de los escritos de Sonia tienen una intención narrativa, quieren ser cuentos, pero los avasalla el lirismo que bulle en su interior y terminan siendo, sobre todo, magníficas prosas, verdaderos poemas que no se sujetan a métrica alguna.
Carlos Pérez habla de todos los textos que contiene LOS HIJOS DEL BOSQUE como narraciones, cuentos, si bien coincido en cierta medida con él, en su mayoría estas bellas piezas son, sobre todo, expresiones libres, dueñas de un intenso lirismo, a las que iremos aproximando en el futuro.


Ahora solo quiero cerrar esta primera entrega sobre Sonia con una reflexión de Pérez Agustí: “Escritoras ecuatorianas las hay, todavía desconocidas o poco reconocidas…hay que volver a ellas, leer y releer su producción literaria, darles un lugar, el que les pertenece. Justamente, la de Sonia Moreno es una de esas voces femeninas… de valor insospechado.” (O)

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