Cada día que pasa, nuevos acontecimientos desagradables hacen noticia en la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales, que dan cuenta como los más vulnerables sufren los embates de una escalada de precios en los artículos de primer necesidad, volviéndose inalcanzable la canasta familiar básica, sin que exista autoridad alguna que frene la especulación, para evitar que millones de ecuatorianos sucumban inevitablemente en la mal nutrición y la muerte. Esta especulación, la atribuyen a la alza de los combustibles, que no se la hizo con sentido común, sabiendo que todo encarece , sino con criterio político para satisfacer las exigencias del Fondo Monetario Internacional. Vemos con preocupación, la falta de medicamentos en los Hospitales Públicos y el IESS, los que existen son medicamentos genéricos y de mala calidad y en poca cantidad, lo que permite que la tasa de mortalidad se eleve y está causando más muertes que la misma pandemia. Las medidas económicas impuestas siguen protegiendo los intereses de los grupos de poder, que imponen al Presidente, su omnímoda voluntad a cambio de mantenerlo en el poder. El chantaje de los Asambleístas, es evidente, ofrecen aprobar las Leyes que envía el Ejecutivo, siempre que éste último satisfaga sus propuestas. La Justicia está corrupta en todos sus niveles y cada minuto que pasa las decisiones de los fiscales, jueces y magistrados, nos asombran, porque garantizan la impunidad de los autores de delitos, que más tardan en entrar a la cárcel que salir de nuevo. El tráfico de drogas ha aumentado considerablemente, la delincuencia en todas sus formas se ha enraizado, no solo en las áreas rurales sino también en el área urbana, la mendicidad es común, la prostitución y los delitos de sangre, marcan un índice nunca antes visto. Los pactos políticos secretos y el «toma y daka», ha vuelto a ponerse de moda como si fuese normal. Nos ha ganado una vez más la ignorancia, la corrupción, la politiquería, la división de clases sociales, la violencia, el abuso de poder. El único camino que queda es la lucha del pueblo contra los mal llamados políticos y gobernantes, a pesar de que ciertamente somos nosotros, quienes les dimos nuestro voto en las urnas y les entregamos la confianza de dirigir los destinos de nuestro país, pensando en la reivindicación de los grupos vulnerables, que hoy como ayer siguen sumidos en el olvido y en la más espantosa miseria. Ahora, plantearemos una pregunta que quizá nunca tenga respuesta. ¿Hacia dónde vamos Presidente?.. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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