Pues sí, resulta inadmisible la noticia que circuló en estos días y que tiene relación con la condena que recibió un policía por el supuesto uso indebido de la fuerza ante una situación que tenia de por medio la defensa de la integridad de un menor de edad en una de las ciudades de nuestro país, bajo este contexto, resulta claro el mensaje enviado a la colectividad cuando, pese a tener todo el respaldo de defensa hacia los violentados, se transmite la nefasta idea de protección que se le brinda a los delincuentes que, sin ningún miramiento llegan incluso a atentar contra la vida de sus víctimas.
Sea cual fuere el esquema aplicado en el juzgamiento al policía, se eleva una total y rotunda protesta ante la sanción recibida, puesto que, el gendarme lejos de ser castigado, debió merecerse el reconocimiento nacional ante el hecho de valentía y exposición personal que realizó al momento en el que observó que menores de edad sufrían amedrentamientos delincuenciales.
La conmoción generada es grande, el malestar es común y los cuestionamientos profundos ante las decisiones adoptadas por parte de los administradores de justicia, si bien es cierto, las justificaciones que éstos manifiestan podrían tener algún sustento valedero, también es cierto que algo falla en el esquema de justicia pues, no podría ser castigado quien, bajo sustento comprobado, defendía la vida de un tercero en la ejecución de sus labores. (O)