Anticipaba en enero de 2022 que la inflación debía estar en el radar de las autoridades. Hoy podemos decir que la inflación está de vuelta en todo el mundo y también en Ecuador, pero a diferencia del resto del mundo, no considero que haya sido causada por la pandemia, pero sí estimulada por la guerra en Ucrania y la dificultad en el aprovisionamiento de las materias primas y demás bienes que se producen y demandan en el país. Luego de las movilizaciones de junio, el BCE estima que cerraremos el 2022 con una tasa de inflación alrededor del 4% y sería las más alta de los últimos 10 años. ¿Qué nos está pasando? Será que registramos una inflación de demanda, de costos, reprimida… creería que es una combinación de inflación de costos y reprimida. El precio de los bienes y servicios sí están subiendo, porque nos están trasladando el incremento de costos, pero lo hacen de una forma desproporcionada, y allí se puede explorar la posibilidad del excesivo realce a la microeconomía, los oferentes de estos bienes/servicios no estarían dispuestos a sacrificar su margen de ganancias. En la inflación reprimida (la denomino así por su componente especulativo), decir que los bienes/servicios tienen otro precio y no se explica por la acción de la macroeconomía (política monetaria y fiscal) sino, por las expectativas inflacionarias (el proceso de intermediación, precio de los combustibles, paralizaciones, la guerra, entre otros), y esto preocupa por que habrá que intervenir con alguna política fiscal o monetaria.
Frente a esto, lo más preocupante es que cuando se hace -si es que se hace- la declaración de ingresos al SRI, resulta ser que la utilidad gravable es reducida y el pago de impuestos disminuye. Entonces, ¿dónde está los recursos que se ganan y que tampoco regresan a los trabajadores por la vía de mejores salarios?… y así evitar que pierdan el poder adquisitivo, ¿no será que están en los paraísos fiscales? Las grandes empresas y las personas más ricas están demorándose en reflexionar -a pesar de que son conscientes de la desigualdad no solo entre países sino al interior de ellos- su compromiso de, como en la parte crítica de la pandemia, la solidaridad para no exacerbar el conflicto social, y que hoy estamos viviendo sus consecuencias. (O)