No todos tienen capacidad ni conocimientos para administrar una empresa pública, peor si la designación del administrador tiene tinte político.
Una empresa pública da servicios a una comunidad, por los cuales cobra una tarifa. Los debe dar con calidad, colocando a sus usuarios en la pirámide de su orgánico funcional, no al último; sobre todo con eficiencia, invirtiendo con extremo celo los recursos.
Una de las informaciones publicadas este lunes por diario El Mercurio se la ilustra con fotografías de equipos de telecomunicaciones arrumados en las bodegas de la empresa municipal ETAPA.
Literalmente hablando, ahí están apilados cientos de miles de dólares, producto de malas decisiones administrativas, sin estrategias de comercialización, peor de consideración a la ciudad, en este caso a Cuenca.
Lo descubrió la Contraloría General del Estado tras auditar las compras hechas entre enero de 2018 y marzo de 2022. Quién más podía hacerlo.
Equipos para redes, internet y televisión satelital están en riesgo de quedar inutilizados.
Se compraron bajo el régimen especial y proveedor único al segundo intento.
Los equipos, según Contraloría, fueron egresados de bodega, pero no instalados. Están sin uso a tres años de su recepción.
Alguien debe responder por tamaño “descuido”; también por haber aceptado solo una de las 16 licencias compradas, si bien por el conjunto se pagaron USD 14.460,07 “en perjuicio de la entidad”.
Otros bienes y equipos para televisión satelital se compraron entre febrero y marzo de 2019 por USD 814.121, 05. Dicho servicio, por no ser rentable para la empresa, fue suspendido en aquel mismo año. Otro síntoma de mala planificación y comercialización.
A los equipos embodegados les queda varios destinos: ser declarados como chatarra, dados de baja o puestos al remate.
Parece ser tan sencillo aceptar esas alternativas, pero queda el tufo de la pésima administración de la época. La actual cumplirá las recomendaciones hechas por Contraloría. No le queda más. Ojalá aprendan la lección.