Terminado un evento poético dispuesto por “Casa Tomada” un amigo querido me invitó a charlar de cultura mientras saboreábamos un café, en uno de los tantos y bellos lugares del centro histórico de Cuenca, que, sin mirar la ciudad como nuestra madre misma, tenemos que consentir que es hermosa armónica y elegante. Apenas íbamos por acomodarnos, mi amigo saludo con un hombre barbado que sorbia deleitosamente un café, olisqueando como parte de un rito, las volutas que salían de la taza como un vapor mágico. Saludamos con aquel personaje nuevo para mí, acicalado con una gorra que no se asegurar si es de las que usan los capitanes de navíos o si las vi, más bien, en las testas de los viejos operadores del tren de leña y carbón de años atrás y que fumaba como chino un cigarrillo tras otro. Su nombre José Manuel Castellano Gil y es el inventor de CES-Al primera editorial digital “Centro de Estudios Sociales de América Latina” que en pocos años de creación y por el esfuerzo inmenso de su creador, viene siendo la 6ava de entre 279 editoriales ecuatorianas y que como premisa declara que no cuenta con ningún recurso económico y es más, declara orgullosamente que ni lo busca ni lo precisa y solo le empuja su principal esencia que es compartir y democratizar el conocimiento.
Hoy, con mucho acierto, la editorial concede premios importantes a gente de altísimo valor en diferentes campos. A Gustavo Vega Delgado, a quien cariñosamente trato de Tiatito, de quien me faltaría papel solo para enumerar sus virtudes, aciertos y distinciones que tiene por decenas. Su galardón hoy es en su modalidad de docencia e investigación, que a lo largo de su vida ejerció con enorme sabiduría y humildad que solo tienen los sabios. Abdón Ubidia en la modalidad de literatura, es otro de los personajes de renombre justificado y valioso que es distinguido con sobra de razones. Ana Luisa Quintero Hernández pintora y escultora, en modalidad vínculos históricos y culturales entre América y Canarias y por último Liuba Mora, en modalidad de jóvenes creadores, se distingue como activista de derechos de niños, niñas y adolescentes, joven valor en donde las esperanzas futuras miran claras.
Pues yo, orgulloso de ser amigo del español que Cuenca le tiene ya como uno más de sus hijos, qué, con su enorme esfuerzo desinteresado, va demostrando que es posible apuntalar la cultura en sus múltiples facetas, tan solo con el capital humano, el más valioso y abrazo respetuoso a los galardonados, ante quienes me inclino. (O)