«Como si fuera en otro país»: así vivió la remota Isla de Pascua el golpe contra Allende

Isla de Pascua (Chile).- Son muy pocos en Isla de Pascua los que se acuerdan de lo que estaban haciendo el 11 de septiembre de 1973, a diferencia del Chile continental, donde aquel día quedó grabado en la memoria de varias generaciones.

En el territorio habitado más recóndito del mundo, el golpe de Estado se sintió tan distante, emocional y físicamente, que parecía que había ocurrido «en otro país».

Hace 50 años la televisión aún no había llegado a Rapa Nui, nombre indígena con el que se conoce esta isla ubicada en medio del Océano Pacífico, a 3.700 kilómetros de Santiago, y la única emisora que transmitía era Radio Manukena.

«Por lo lejos que están de todo, la población vivió el golpe como algo ajeno, como si fuera un evento internacional, algo que estaba ocurriendo en otro país», explica a EFE el historiador rapanui Cristián Moreno Pakarati.

Las cosas han cambiado poco en Isla de Pascua, donde viven cerca de 8.000 personas, la mayoría del pueblo rapanui, y la conmemoración del 50° aniversario del golpe que derrocó al presidente socialista Salvador Allende va a pasar también prácticamente desapercibida.

«NO ES NUESTRA HISTORIA»

El hoy pensionado Hotu Chávez tenía 18 años cuando el general Augusto Pinochet se tomó el poder, dando inicio a una dictadura de 17 años que dejó más de 3.200 ejecutados.

En una de las calles principales de Hanga Roa, la capital pascuense, Chávez dice que «entiende» y «empatiza» con el dolor de las víctimas, pero reconoce a EFE que «no es la historia del pueblo rapanui»: «Nosotros nos sentimos más polinésicos que chilenos».

Aunque Chile se anexionó la isla en 1888, no fue hasta 1966 que los isleños tuvieron derecho a la ciudadanía chilena gracias a la Ley Pascua, que integró Rapa Nui -famosa mundialmente por sus milenarios moáis- a la organización territorial del país.

«Yo nací en 1953, ¿cómo se va a sentir chilena mi generación? Tenemos otra cultura, otra forma de ser, otro idioma», afirma a EFE Carlos Edmunds Paoa, presidente del Consejo de Ancianos, una institución ancestral.

El líder indígena cuenta que la isla «no tuvo problemas ni antes ni después del golpe» -«En tiempos de la Unidad Popular, mandábamos carne a Santiago porque allí porque no había nada»- y recuerda que el único cambio que sufrieron tras el quiebre democrático fue «el relevo de las autoridades locales».

Las autoridades no eran rapanui sino del continente y la mayoría estaban ligadas a la Unidad Popular, como el gobernador Moisés Sudy, «íntimo de Allende», apunta el historiador Pakarati.

El 11 de septiembre apenas hubo movimientos en la isla y no fue hasta un par de días después cuando llegaron los oficios para sustituir a las autoridades y los habitantes se dieron cuenta de lo que había pasado.

No hay casos de ejecuciones ni de desapariciones en la isla y los rapanui que fueron víctimas del régimen estaban ya en el continente, añade el investigador.

Es el caso de Emilio Araki, guardaespaldas del ministro José Tohá, o Arsenio Rapu, militante comunista y miembro de la Fuerza Aérea, ambos detenidos y torturados,

PINOCHET, «RECIBIDO A BOMBO Y PLATILLOS»

Uka Tuki, una trabajadora de la Municipalidad que nació después de 1973, como el 70 % de los chilenos, sostiene que el sentimiento de pertenencia a Chile apenas ha aumentado entre los jóvenes y cree que la «política continental» se vive de forma distinta en Rapa Nui.

«Pinochet es muy querido aún en la isla porque trajo el desarrollo. La visitaba mucho y era recibido a bombo y platillo», asegura a EFE Tuki, quien considera que el dictador «en el fondo no quería al pueblo rapanui» y «simplemente buscaba tener el apoyo de una isla estratégica».

«Hay abuelos que aún tienen en sus casas colgados retratos de Pinochet junto a imágenes de reyes rapanui», añade a EFE un guía turístico que pidió no ser identificado.

La isla fue precisamente uno de los pocos lugares donde en el plebiscito de 1988 sobre la continuidad de Pinochet el sí ganó por un margen importante, lo que ayuda a entender en parte por qué no habrá actos oficiales para el aniversario del golpe.

Chile llega a la efeméride sumido en una gran polarización entre su clase política, hasta el punto de que la derecha no participará en el acto que se celebrará el lunes en La Moneda en presencia de varios mandatarios de la región.

Pese a sentirse tan distantes, el alcalde de Rapa Nui, Pedro Edmunds Paoa, ve con tristeza la división y pide «perdonar para avanzar»: «Si nosotros no lo hubiésemos hecho, todavía estaríamos matándonos entre clanes»

«Es tiempo de decir ‘haro ma’i’, un concepto que combina los términos salud y bacteria y que para nosotros -concluye el edil- significa misericordia». EFE

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