Respecto del endeudamiento, algunas investigaciones económicas sostienen -los defensores de la austeridad- que suceden cosas terribles una vez que la deuda supera el 90% del PIB, aunque no han demostrado que suceda tal cosa, muchas otras no estuvieron de acuerdo. Los políticos responsables tomaron el camino de la austeridad porque quisieron, no porque tuviesen que hacerlo ya que implica una batalla contra la idea de que, el alto endeudamiento frena el crecimiento, que hay una correlación negativa entre la deuda y el comportamiento económico; pero no significaba necesariamente, que la deuda elevada fuese la causa de un crecimiento lento. Podría ocurrir perfectamente lo contrario, esto es, que el mal comportamiento económico condujese a una deuda elevada.
Lo habitual era que encontrasen cierta correlación entre la deuda elevada y el crecimiento lento, pero nada que se pareciese a un punto de inflexión en el 90% ni, de hecho, en ningún nivel concreto de deuda, por lo tanto, pienso que Ecuador sí tiene acceso a los mercados financieros (endeudarse) si hace bien las cosas. Daniel, se colige como una representación de lo privado, no debe entrar a romper el Estado, pero sí transformarlo en un aparato institucional que permita gobernar con criterios e indicadores de desempeño al estilo privado, actuar como empresario con un sistema de evaluación de desempeño, que actué y reforme toda aquella ley que dificulte, interrumpa, vuelva corrupto el manejo de los fondos estatales. No debería exponerle al país, a un modelo de ultraliberalismo, por ejemplo, dejar todo en manos del mercado. Si Luisa regresa al modelo de gasto innecesario y peor si no logra el giro de 540 grados en el ordenamiento y transparencia (cero sobreprecios y corrupción) del gasto público, puede ser también una opción presidencial. Seremos los electores que reconozcan en aquellos la credibilidad con la que nos expliquen sus programas de gobierno, podremos elegir democráticamente la mejor alternativa. (O)