En la antigua Roma, por estas fechas celebraban a la noche más larga de todo el año, tras la cual en los próximos días renacería el causante de toda la fecundidad, el calor y la generación y sostén de vida de nuestro planeta, el rey sol. Vale la pena anotar además que, los romanos celebraban también la fiesta del “Natalis Solis Invicti” o Nacimiento del Sol invicto, asociada al nacimiento de Apolo, adicionemos también que esa fecha era considerada como la fiesta del solsticio o del sol quieto.
Por otro lado, tengamos presente que nuestros predecesores, los Incas, elevaron templos y gestaban sendas ceremonias que incluían todo tipo de sacrificios y ofrendas, en honor al grandioso Dios Sol.
Celebramos y elevamos el júbilo por el Sol para que vuelva su mirada a la viuda y al hijo de la viuda que germinó con sus fervientes rayos. Emitimos un gran abrazo universal para que toda la humanidad nos unamos y nos consideremos como tales, seres que celebramos la existencia recordando siempre que la vida se sostiene por la muerte y que siempre la siembra será voluntaria pero la cosecha será obligatoria.
Nos encontramos de cara a un nuevo ciclo solar, auguramos que este nuevo tránsito nos acompañe con enseñanzas y experiencias provechosas de crecimiento personal y colectivo, que todo lo que nos depare esta nueva vuelta que esta próxima a dar inicio nos permita mirar el camino pendiente con ojos de esperanza, de construcción de un nuevo tramo que de seguro será mejor que el pasado, que logremos el crecimiento colectivo a través del crecimiento individual. (O)
