El rostro de Colombia se pinta de negro en el carnaval que honra a los esclavos

Paula Cabaleiro

El Carnaval de Negros y Blancos llega a su ‘Día de negritos’, donde los rostros de la ciudad de Pasto, capital del departamento de Nariño, se tiñen de negro en honor al único día que los esclavos tenían libertad para hacer actividades lúdicas y compartir momentos durante la época colonial.

Esto lo hacen con una caricia, que es la invitación respetuosa a compartir con el otro la tradición de las pinturas faciales y «entrar al juego».

Pasto vive con una nube de humo blanca constante y las calles con un manto de polvo blanco cual nieve, desde el inicio de las festividades por el talco que familias y grupos de amigos arrojan hasta cubrirse por completo de blanco, en donde el único y mejor escudo es tener un poncho, gafas y un sombrero.

Sin embargo, hoy es un día diferente y especial, un día que se lleva celebrando desde 1854, según relata a EFE el coordinador del Museo de Carnaval de Pasto, Alejandro Ortiz.

¿»Blackface» respetuoso?

Un día como hoy, los entonces esclavos negros tomaban restos de carbón y tiznaban las caras de cuantas personas se cruzasen en su paso, a modo de juego para que «todos fuéramos iguales».

Este acto de pintar la cara de negro es considerado un acto racista en Estados Unidos y lleva el nombre de «blackface», por lo que el día de hoy podría incomodar o llenar de incertidumbre a los turistas, pero los locales afirman que lo realizan «con respeto y por honor» a sus antepasados.

Luis Carlos Gavilanes, párroco de la Basílica de las Lajas, una impresionante iglesia a dos horas de Pasto y fronteriza con Ecuador, dice a EFE que «Nariño es un departamento cosmopolita muy acogedor».

Es la mayor etapa turística para el santuario, «el 20 % del turismo que recibimos durante todo el año, más de 200.000 personas» eligen visitar la Basílica conocida por sus milagros durante los días del carnaval, según el padre Gavilanes.

Así, la tradición se ha mantenido en honor a ellos, con sus sonidos y músicas autóctonas, que unen a todos los pastusos para convivir y compartir los festejos.

«La comunidad afro es una de las más representativas de este carnaval», explicó, por su parte, Ortiz rodeado de las increíbles comparsas y carrozas usadas años anteriores por corpocarnaval, los organizadores del mismo.

Por tradición, en este día de celebración la Reina del Carnaval, Ángela Tatiana Martínez, recorre la ciudad en una caravana repartiendo cosméticos negros e invitando a los visitantes extranjeros a unirse al juego bajo la frase: «¡Una pintica por favor!», la cual se usaba en los primeros días del Carnaval.

Máscaras que ocultan identidades

El betún negro no sólo se utiliza como diversión y juego, sino que también se emplea como una máscara para esconderse, para ocultar la identidad propia.

Y es que a diferencia de otros carnavales que se celebran en febrero o marzo, justo antes de comenzar la cuaresma, el de Pasto se adelanta a enero para ser «el momento de desfogar los deseos reprimidos de los pastusos», describe Ortiz.

Los grandes desfiles tienen en esta jornada una tregua y en vez de las comparsas, las calles toman las riendas de la fiesta y las carrozas pasan a ser camionetas de platón que recorren la ciudad con personas en su parte trasera lanzando y repartiendo espuma y polvos de talco.

Las protagonistas de los juegos de hoy son las poblaciones de las comunas, en las que niños y adultos toman el betún y con sus dedos forman esas máscaras que ocultan sus rostros.

Los barrios mantienen las tradiciones del día de hoy también a través de la actividad ‘pinta tu comuna’, donde el asfalto se llena de colores desde el 28 de diciembre.

La emoción por las celebraciones del sábado es latente en la ciudad, pues las monumentales carrozas de hasta 16 metros de largo ya están estacionadas para el inicio del desfile del Día de Blancos. (EFE) (I)

El rostro de Colombia se pinta de negro en el carnaval que honra a los esclavos

Paula Cabaleiro

El Carnaval de Negros y Blancos llega a su ‘Día de negritos’, donde los rostros de la ciudad de Pasto, capital del departamento de Nariño, se tiñen de negro en honor al único día que los esclavos tenían libertad para hacer actividades lúdicas y compartir momentos durante la época colonial.

Esto lo hacen con una caricia, que es la invitación respetuosa a compartir con el otro la tradición de las pinturas faciales y «entrar al juego».

Pasto vive con una nube de humo blanca constante y las calles con un manto de polvo blanco cual nieve, desde el inicio de las festividades por el talco que familias y grupos de amigos arrojan hasta cubrirse por completo de blanco, en donde el único y mejor escudo es tener un poncho, gafas y un sombrero.

Sin embargo, hoy es un día diferente y especial, un día que se lleva celebrando desde 1854, según relata a EFE el coordinador del Museo de Carnaval de Pasto, Alejandro Ortiz.

¿»Blackface» respetuoso?

Un día como hoy, los entonces esclavos negros tomaban restos de carbón y tiznaban las caras de cuantas personas se cruzasen en su paso, a modo de juego para que «todos fuéramos iguales».

Este acto de pintar la cara de negro es considerado un acto racista en Estados Unidos y lleva el nombre de «blackface», por lo que el día de hoy podría incomodar o llenar de incertidumbre a los turistas, pero los locales afirman que lo realizan «con respeto y por honor» a sus antepasados.

Luis Carlos Gavilanes, párroco de la Basílica de las Lajas, una impresionante iglesia a dos horas de Pasto y fronteriza con Ecuador, dice a EFE que «Nariño es un departamento cosmopolita muy acogedor».

Es la mayor etapa turística para el santuario, «el 20 % del turismo que recibimos durante todo el año, más de 200.000 personas» eligen visitar la Basílica conocida por sus milagros durante los días del carnaval, según el padre Gavilanes.

Así, la tradición se ha mantenido en honor a ellos, con sus sonidos y músicas autóctonas, que unen a todos los pastusos para convivir y compartir los festejos.

«La comunidad afro es una de las más representativas de este carnaval», explicó, por su parte, Ortiz rodeado de las increíbles comparsas y carrozas usadas años anteriores por corpocarnaval, los organizadores del mismo.

Por tradición, en este día de celebración la Reina del Carnaval, Ángela Tatiana Martínez, recorre la ciudad en una caravana repartiendo cosméticos negros e invitando a los visitantes extranjeros a unirse al juego bajo la frase: «¡Una pintica por favor!», la cual se usaba en los primeros días del Carnaval.

Máscaras que ocultan identidades

El betún negro no sólo se utiliza como diversión y juego, sino que también se emplea como una máscara para esconderse, para ocultar la identidad propia.

Y es que a diferencia de otros carnavales que se celebran en febrero o marzo, justo antes de comenzar la cuaresma, el de Pasto se adelanta a enero para ser «el momento de desfogar los deseos reprimidos de los pastusos», describe Ortiz.

Los grandes desfiles tienen en esta jornada una tregua y en vez de las comparsas, las calles toman las riendas de la fiesta y las carrozas pasan a ser camionetas de platón que recorren la ciudad con personas en su parte trasera lanzando y repartiendo espuma y polvos de talco.

Las protagonistas de los juegos de hoy son las poblaciones de las comunas, en las que niños y adultos toman el betún y con sus dedos forman esas máscaras que ocultan sus rostros.

Los barrios mantienen las tradiciones del día de hoy también a través de la actividad ‘pinta tu comuna’, donde el asfalto se llena de colores desde el 28 de diciembre.

La emoción por las celebraciones del sábado es latente en la ciudad, pues las monumentales carrozas de hasta 16 metros de largo ya están estacionadas para el inicio del desfile del Día de Blancos. (EFE) (I)

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