Diana Santana, la eterna capitana en el judo
La exgloria del deporte azuayo, Diana Santana, tiene una relación especial con el judo, aunque no fue su primera disciplina. Ella ingresó a la gimnasia, luego fue patinadora, finalmente se puso el judogui y comenzó una etapa llena de logros.
Fue seleccionada provincial y nacional. Su talento le llevó a obtener decenas de medallas, algunas internacionales.
Diana, a sus 49 años, mantiene vivos los recuerdos de sus buenos y malos momentos. Ella integra una familia de deportistas. Sus hermanos José (51 años) y Johana (42 años) fueron destacados gimnastas.
Santana retrocede en el tiempo y cuenta que su papá José Santana la llevaba siempre a los entrenamientos de sus hermanos y para aprovechar el tiempo corría cerca del coliseo de gimnasia de Totoracocha.
“Tenía 7 años y mi papá quería que sea gimnasta, pero no me iba bien (sonríe). Después me interesó el patinaje de carreras. Aún era niña y cerraron este deporte. Luego fui al patinaje artístico, mi entrenadora fue Mónica Torres”.
Tras este paso por diferentes disciplinas, a sus 11 años, una publicación de un curso de judo, llamó la atención de la familia Santana. Diana llegó al dojo del Complejo Bolivariano y empezó un cariño que se mantiene vivo hasta el momento. Su primer entrenador fue Eddy Ochoa y era la más pequeña del grupo.
Con un mes de entrenamiento, asistió a su primer selectivo en 1987.
Sus cualidades para el combate sirvieron para triunfar en la categoría infantil de 44 kilogramos. Esta primera victoria en su etapa como judoca le ubicaron entre los alumnos del profesor Jorge Barreto, a quien lo considera como su mentor y ‘papá deportivo’.
En ese mismo año, viajó hasta Portoviejo y se coronó campeona nacional. “Pensaba que era pasajero, pero mi entrenador me motivó a continuar. Después me involucré más”.
A sus 14 años, llegó a la selección de Ecuador. Compitió en un Campeonato Panamericano de Colombia y resultó quinta en la categoría 48 kg. Aun siendo infantil participó en las clases juvenil y sénior.
Este talento también se evidenciaba en su etapa como estudiante de la Unidad Educativa Rosa de Jesús Cordero. Es la única judoca en la historia de esta institución.
Medallas internacionales
En 1993, la deportista azuaya se clasificó para el Campeonato Panamericano de San Juan, Puerto Rico. Allí, sumó su primera internacional, siendo la de bronce en la clase Júnior-61 kilogramos. En ese mismo año, compitió en los Juegos Bolivarianos de Cochabamba (Bolivia) y disputó la final de su categoría.
“Una decisión de los jueces me dejaron con la medalla de plata, pero igual estuve contenta con este resultado”.
Los logros eran una constante. Para 1994, suma un tercer lugar sudamericano.
Con estas preseas seguía motivada y se vivía una época dorada en el judo ecuatoriano, al mando de Fernando Ibáñez.
Tras varios años en la élite del deporte, Diana Santana vivía su etapa maternal al tener a su primera hija (Joseline Calle). No obstante, en 1998, el profesor Pablo Pozo motivó a la cuencana para integrar la selección nacional para los Juegos Suramericanos, que se disputaron en la capital azuaya.
A la par, también estudiaba la carrera de Ingeniería de Contabilidad y Auditoría, en la Universidad Católica de Cuenca. Alcanzó el título de tercer nivel.
La ‘eterna capitana’ estuvo en la alta competencia hasta 1999. En el 2020, viajó a Estados Unidos y en ese país dedicó su tiempo a la familia y al trabajo.
Retorno al judo
Diana Santana retornó al país en el 2005, pero su cariño por el judo seguía fuerte.
Esto motivó para que su segundo hijo (Joshua) ingresara a este deporte, que estaba comandado en la provincia por el entrenador Jorge Barreto.
Tras una pausa de algunos años, la azuaya lidera la iniciativa de juntar a la selección de veteranos del Azuay. Esto nació en 2014, en el Gimnasio Zen, de Rolando Parra. Un año después se juntaron las viejas glorias del judo en el Polideportivo de Totoracocha.
En 2016, la provincia llevó equipo completo con figuras como: Xavier Brazales, Adonis Merchán, Cristian Merchán, Tania Guamán, Juan Guamán, Omar Ramírez y Marco Antonio Ledesma, por citar algunos. El team se ubicó tercero.
El retorno de la judoca azuaya se dio en el 2019 en un torneo en Machala. Un año después se operó de su rodilla derecha por un problema de su cartílago.
Tuvo una recuperación de seis meses. Luego retornó a la actividad deportiva bajo supervisión médica.
“En 2023 se disputó la sexta edición y fuimos campeones. Fue un año inolvidable”. Desde el 2019, el equipo entrena en el dojo Eduardo Encalada, bajo la dirección técnica de Patricio Bermeo.
“Son 37 años en este deporte y no puedo dejar. Yo soy feliz porque veo a mis compañeros motivados. Me tratan como una capitana, es mi mejor logro. Siento que el judo llegó a mi vida en el mejor momento. No puedo competir, pero les guío”.