¿Qué es lo trivial?

¿Qué es lo que vemos frente al espejo? La respuesta es lo trivial. Doloroso pero cierto, en la trivialidad nos sentimos cómodos. Sin sobresalir de lo ordinario y lo común, careciendo de toda importancia, y siendo normales. Pero en esa comodidad, no solo perdemos nuestra vida, sino que la hacemos más insoportable. Porque en la trivialización aparece el tedio o la impotencia, y definitivamente la resignación. Una autoconciencia esclerotizada que no ve más allá de las imágenes que acepta sin cuestionar. Así, por ejemplo, banalizamos el horror del genocidio que ocurre a través de guerras de baja y alta intensidad, y en general de un sistema inhumano, si acaso el término humanismo todavía tiene algún sentido, absortos en la esclavitud de una cotidianidad que nos enajena justo en la cúspide de la civilización. No es casual que términos como “salud mental” se hayan puesto de moda. ¿La salida? extraviada entre el deseo de tener lo que no se tiene (la vida) y el miedo de perder lo que se tiene, (la vida). (O)

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