
Ahora que Ronny Aleaga, alias “El Ruso”, ya no nada entre tetones sino en el ojo del huracán por su relación con Norero, recapitulemos de dónde vino. Cuando el prófugo, en su gobierno, llamó a una pacificación a las pandillas, Aleaga, un orgulloso Latin King, se plegó a las filas de Alianza País. En el 2017 fue asambleísta alterno de la correísta Sofía Espín. Cuando fue destituida, ocupó su curul. Del 2021 al 2023 fue legislador de UNES.
Su descalabro empezó a raíz de la foto polémica de la piscina publicada por Villavicencio. En un intento estéril por lavar su imagen, “El Ruso”, que no sabe jota de ruso, anunció que se desmarcaba de sus narcoamigos. El comité de ética correísta -un mal chiste- inició una investigación en ese entonces que quedó en nada. Puro show…
En el caso Metástasis, la Fiscal Salazar explicó el rol de “El Ruso”: “Su participación estaba dirigida a silenciar a la persona que representaba la principal fuente de revelación de sus actividades delictivas: Fernando Villavicencio. No estaba para revisar leyes, sino para perseguir a sus opositores y acallarlos”. Y como de todo hay en el redil del Señor, qué digo, de Correa, Aleaga convenció a sus compañeritos que cortejaba a Diana Salazar. Así fue cómo consiguió que Norero le diera un auto para dizque “regalárselo”. Este se enteraría después que fue timado por el ruso que no es ruso y que el mismo ruso era el que andaba de arriba para abajo en el carro.
El juez Felipe Córdova dictó prisión para el expandillero y notificó a la Interpol para que lo capturen. Lo más patético es que con cientos de pruebas fehacientes, aún hay gente que cree en la palabra de un correísta.
Correa es nombrado en todo caso de corrupción y de narcotráfico que hay en este país. Pero para los ovejunos “nuay” pruebas, “nuay” delito, todo es persecución política. Esos cerebros son irrecuperables. Es que para tonto no se estudia, se afilian, les dan cola y sánduche, y listo.
Que el desenlace de Aleaga, Mayra Salazar y demás correístas y socialcristianos enfangados en la inmundicia de la narcopolítica, estremezca a los jóvenes y no tan jóvenes para que no se decanten por el dinero fácil que ofrece el mundo del narcotráfico. Un mundo en donde nadie perdona, y todos, al final, se traicionan.
Bienvenidos a la muerte oficial de la RC, y porqué no decirlo, del PSC también. (O)