El punto de inflexión de una función, es aquel punto donde cambia su concavidad hacia arriba o hacia abajo. En este caso las funciones de justicia del estado ecuatoriano, han estado totalmente hacia abajo; no es ninguna novedad, ya que desde hace mucho tiempo venimos sintiendo y detectando que las leyes y la justicia ecuatoriana se viene atropellando por doquier, de acuerdo a la cantidad de dinero que ofrezca el mejor postor; obviamente hablamos de dinero mal habido, conseguido a través del testaferro, del chulco, del coyoterismo, de negociados de medicamentos en hospitales, de la venta de fundas y ataúdes para cadáveres en la pandemia, del tráfico de niños, de la trata de personas, del narco tráfico, del desalojo y la usurpación de tierras, en fin de una larga lista de acciones anómalas que están fuera de la ley, y que sin embargo, para muchas personas inescrupulosas se han convertido en acciones “normales”, apoyados lógicamente por una serie de abogados, jueces y fiscales corruptos y venales, que se enriquecieron a costa del dolor humano. Gracias a la acción denodada y valiente de la actual Fiscal Diana Salazar, se ha descubierto con certeza la cruda realidad, que demuestra a las claras la podredumbre y la miseria humana en que se ha convertido la justicia ecuatoriana, que ha contribuido para que nuestra sociedad se enferme de odio y ambición, buscando como único objetivo sobresalir a cualquier precio, a través del vil dinero. La verdad que como sociedad hemos perdido el horizonte, ya no hay valores ni principios, no hacemos ningún esfuerzo por reconocer y practicar las buenas acciones, ¿Dónde quedó la solidaridad, la ética y la honradez? Por favor reaccionemos, todavía podemos salvarle de las garras inmisericordes a este gran país, que, a pesar de tanto robo y latrocinio sigue con vida, sabemos que está en cuidados intensivos, pero tengamos actitud y fe, para poder recuperarlo. Los buenos somos más, sí, muchos más, y no nos dejemos influenciar ni ganar por las acciones de estos perversos ciudadanos, que escudándose en la política han cometido violentas y desquiciadas fechorías. Gracias SEÑORA FISCAL DIANA SALAZAR, así con mayúsculas, porque su valentía y su accionar se merece todo reconocimiento y honor, esperamos que de aquí en adelante cambie para bien, el punto de inflexión de nuestra contaminada justicia! (O)
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