Consulta popular y referéndum

Un Ecuador casi polarizado por la ruptura de relaciones diplomáticas con México como consecuencia del asilo político otorgado por este país a Jorge Glas, sentenciado por corrupción y con otros procesos judiciales a cuestas, más los cortes de energía eléctrica con todas sus secuelas, se apresta a ir a las urnas para decir sí o no a las once preguntas planteadas por el presidente Daniel Noboa.

En parte, los resultados permitirán conocer si esos asuntos incidieron o no en el electorado, acostumbrado, por lo general, a votar según sus emociones.

Ha sido vacua la campaña por el sí o el no. Fue rebasada por la discusión política, meramente enfocada al lío diplomático con México, y, de alguna forma, aprovechada también por el Gobierno para sumar votos a su favor con la detención de Glas.

Como en política todo cuenta y vale, los cortes de energía también entran en ese “toma y daca”. El Régimen, por ejemplo, lanza la tesis de un posible sabotaje, en tanto sus adversarios aprovechan las redes sociales para culparlo y sembrar incertidumbres a fin de sacar provecho del descontento popular.

No hay duda: Noboa también se juega no solo el futuro mediato de su periodo presidencial sino su pretendida reelección.

Ojalá el electorado sepa aquilatar la importancia de haberlo convocado a las urnas para pronunciarse sobre temas de seguridad ciudadana como el apoyo complementario del Ejército a la Policía, el control de armas, incremento de penas cuando se trate de delitos graves, la extradición, el trabajo por horas, entre otros, este último el más debatido.

Las preguntas del referéndum implicarán reformar la Constitución, si bien, como las de la consulta popular, en caso de ganar el sí deberán tramitarse en la Asamblea Nacional, para cuyo efecto el presidente Noboa remitirá los textos correspondientes.

En democracia el pueblo decide no sólo a quienes serán sus mandantes; también, como en este caso, sobre las once preguntas.

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