Entrevista con Alberto Acosta: cortes de electricidad son producto de improvisación

Alberto Acosta Espinosa, economista, fue titular del Ministerio de Energía y Minas y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 2007. Es investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Cree que los cortes de electricidad son producto de improvisación

Fue candidato a la Presidencia del Ecuador y ha trabajado de cerca con los movimientos sindicales e indígenas ecuatorianos, con los que, asimismo, ha estado vinculado desde hace décadas.

Fue subgerente de comercialización de Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana (CEPE) y ha trabajado como consultor de la Organización Latinoamericana de Energía.

– El Gobierno Nacional ha anunciado reformas legales para incentivar la generación privada de energía eléctrica, y que esta, incluso, pueda ser vendida al Estado. ¿La generación de electricidad, que es un servicio básico y público, debería estar en manos privadas?

La Constitución del Ecuador es muy clara al respecto, sólo de forma excepcional se puede delegar ese servicio a empresas privadas y de economía popular y solidaria. A pesar de eso, el gobierno está empeñado en crear las condiciones para forzar la privatización del sector. En esa dirección camina la Ley de Competitividad Energética o Ley Cero Apagones, aprobada hace un par de meses en la Asamblea Nacional. Y ese ha sido el permanente esfuerzo de los gobiernos neoliberales.

– ¿Usted cree que hubo un boicot, como lo ha denunciado el Gobierno Nacional, que provocó la crisis energética que vive Ecuador?

Esa afirmación por parte del presidente Daniel Noboa es ridícula. No tiene sustento alguno. Una de las explicaciones del problema energético que atraviesa el país es el derivado de la improvisación, incluso del actual mandatario y de su equipo de gobierno en esta materia. Noboa conocía el problema, al menos eso lo dijo en un debate durante la campaña electoral. Por lo tanto, debió enfrentar oportunamente el tema para evitar los actuales racionamientos, poniendo en ejecución las propuestas del CENACE, que advirtió desde inicios del 2023 sobre el estiaje que se avecinaba de octubre de dicho año a abril del 2024.

– Ecuador pasó de ser un país exportador, en un determinado momento, de energía eléctrica, a un país comprador de energía, por ejemplo, a Colombia. ¿Cómo llegó a esto?

A más de la improvisación se debe destacar el dogmatismo de quienes han estado al frente de las instancias responsables del sector. No es la primera vez en la que se pone en riesgo el suministro de electricidad buscando abrir, a como de lugar, la puerta a las privatizaciones. Lo vivimos en el gobierno de Sixto Durán Ballen, en el que su vicepresidente boicoteó las obras que se debían construir por parte del Estado para enfrentar los racionamientos. Algo similar se vivió en el gobierno de Guillermo Lasso. Y esto se repite en el gobierno de Noboa, que a fines de diciembre del año pasado retiró cerca de 500 millones de dólares depositados en la cuenta del CENACE en el Banco Central, con el fin de atender puntualmente el servicio de la deuda externa en lugar de cumplir con el plan emergente propuesto oportunamente para enfrentar el estiaje.

– Hay voces, especialmente, de sectores relacionados a Rafael Correa, expresidente del Ecuador, que dicen que en los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso no se dio mantenimiento a las centrales hidroeléctricas y que eso es un motivo para la crisis. ¿Cuál es su opinión?

La crítica situación del sector eléctrico se explica por varias causas, a más de la improvisación. En lo que se refiere a las plantas de termoelectricidad instaladas para suplir en los momentos de estiaje -que son recurrentes cada año-, una gran cantidad de su potencia no está disponible en la actualidad, pues muchas plantas se encuentran en proceso de recuperación, en mantenimiento o están fuera de operación por estar obsoletas. Por esa razón, el CENACE advirtió ya en abril del 2023 la necesidad de recuperar el parque termoeléctrico. Igualmente solicitó la contratación de nueva generación eléctrica que funcione con fuel oil o residuo de petróleo. Incluso se señaló en enero del año 2023 que la planta Termogas Machala, la mayor planta termoeléctrica del Ecuador, estaba subutilizada debido a la falta de gas natural. La conclusión es evidente, el manejo irresponsable de los gobiernos neoliberales, hostiles al sector público, es el causante de que se llegue a los racionamientos.

– Sectores que critican a Rafael Correa asimismo dicen que las centrales hidroeléctricas no estuvieron bien construidas y que por eso no pueden operar a su máxima capacidad para generar la suficiente energía eléctrica. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Al inicio del gobierno de Correa se recuperó una visión integral del manejo del sector y se propuso una serie de pasos sólidos para enfrentar el reto energético. Incluso poco antes del carnaval del año 2007 se pudo parar Paute -la planta con mayor capacidad de generación-, cuyas turbinas estaban a punto de explotar porque los gobiernos anteriores no le habían dado el mantenimiento adecuado, sin que se llegue a los temidos apagones. Esto se logró gracias a una adecuada y oportuna campaña de ahorro de energía, que motivó una reacción positiva de la gente. Se demostró que si se puede cuando hay preparación y no improvisación. Y no solo eso, quedó demostrado que una fuente energética muy potente es el uso eficiente de la energía: el nivel de despilfarro era y sigue siendo alucinante.

Luego, lamentablemente, el mismo gobierno no continuó con la política energética propuesta en junio del 2007 y, como consecuencia de esa irresponsabilidad, se experimentaron costosos racionamientos en el año 2009-2010, que dieron lugar a oscuras contrataciones de generadores térmicos de electricidad. Lo que vino después fue la construcción de varias e importantes plantas de hidroelectricidad, lamentablemente sin una adecuada planificación y en varios casos con graves denuncias de corrupción. Basta ver que todavía no concluye la planta hidroeléctrica Toachi Pilatón, cargada de complicaciones de todo tipo desde sus orígenes.

– El Gobierno de Daniel Noboa ha planteado como alternativa para enfrentar la crisis económica contratar barcazas para la generación de electricidad. ¿Cómo analiza esta opción?

Recordemos que la tozudez neoliberal de Alberto Dahik hizo que los racionamientos de electricidad se sucedieran año tras año, hasta 1996. Para superarlos se recurrió apuradamente a la contratación de energía en extremo cara, suministrada por una serie de barcazas. El costo de tanto dogmatismo neoliberal fue enorme. Tan es así que dichos costos superaron largamente a los derivados del conflicto bélico del Cenepa en el año 1995, con impactos que afectaron gravemente a la economía ecuatoriana. Y ahora, nuevamente, nos aprestamos a repetir esa historia.

– En Ecuador ya varios años se habla de generación de energía solar, eólica y otras alternativas. ¿Qué falta para que esta generación ya sea a gran escala y no solo depender de la generación hidroeléctrica?

No basta con incrementar la oferta de energía. Es importante encontrar otras fuentes de energía, pero eso no es suficiente. Necesitamos hacer un esfuerzo enorme y sostenido para maximizar los efectos positivos que se puedan obtener de la actividad energética. Esto implica la construcción de un sistema energético, no solo eléctrico, que sea sustentable, democrático, económico, confiable, de calidad y socialmente equitativo, es decir que combata la “pobreza energética” y que incluso asuma el potencial del uso eficiente de la energía como otra fuente energética. A más de soluciones técnicas debemos entender que el manejo de la energía demanda respuestas sobre todo políticas. Precisamos una estrategia de transición energética a partir de potenciar la democracia energética, es decir la participación de comunidades de consumidores y consumidoras -especialmente comunidades y cooperativas energéticas-, emprendimientos generadores de energía, municipios y prefecturas, el gobierno central y por supuesto la integración regional. Es más, esta propuesta energética integral debe partir por aceptar el mandato popular del Yasuní y de las consultas populares para frenar la minería en el Chocó Andino, Quimsacocha y El Cajas; consultas que configuran un potente referente para la construcción de una economía post-petrolera y post-extractivista, en linea con las urgencias de socio-ambientales del planeta.

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