La crisis económica y administrativa de la Federación Deportiva del Azuay (FDA) viene arrastrándose desde hace más de dos décadas debido a la falta de recursos suficientes para pagar a su personal, que en la actualidad supera los 150 colaboradores. Esta crisis se refleja en la reducción del apoyo en becas, recursos e implementos deportivos para los deportistas élite, así como en el mantenimiento adecuado de la costosa infraestructura entregada por el Gobierno Nacional, como el Coliseo Mayor Jefferson Pérez, la Piscina Olímpica, las canchas de tenis, el Complejo de Totoracocha, entre otros.
Los ingresos que sustentan los presupuestos anuales de la FDA provienen del alquiler de los establecimientos, la publicidad en estas edificaciones y los aportes que el Gobierno Nacional debe entregar para el pago de remuneraciones del personal y directivos.
Esta crisis se ha acentuado en los últimos años, llegando al punto de no poder realizar los pagos de manera puntual al personal, la mayoría de los cuales son jefes de familia. Esto ha ocasionado problemas sociales y familiares, así como la falta de apoyo financiero para los deportistas élite y medallistas. Además, preocupa el evidente deterioro de la infraestructura a cargo de la FDA, como el Coliseo Mayor, cuyos accesos, caminerías circundantes e incluso elementos estructurales no han recibido mantenimiento alguno.
Este deterioro es especialmente preocupante debido a los altos costos de dicha infraestructura, y dado que el Coliseo Mayor es el de mayor capacidad en Cuenca, albergando eventos locales, nacionales e internacionales de diversas índoles. El estado actual de abandono es vergonzoso para el cantón y la provincia.
Recientemente, el Ministerio del Deporte informó que la FDA fue intervenida, destituyendo al presidente y su directorio, y nombrando como interventor al Dr. Alejandro Sebastián Larriva. Esta decisión se tomó debido a «la existencia de un peligro inminente para el patrimonio deportivo estatal» y la falta de adecuada planificación institucional. (O)
