¡Camisetazos!

En nuestro campeonato nacional de fútbol, muchos jugadores se cambian de equipo, es decir de camiseta (“camisetazos”), en función de mejores suelos y más oportunidades, pero también y penosamente, se da en integrantes de nuestra Asamblea Nacional. En efecto, todas las bancadas han tenido camisetazos a excepción de la ADN del Gobierno Nacional que ha sumado 11 “nuevos refuerzos”, por ello su “equipo” está con 36. En el deporte se justifica, pero en cambio en el campo de la política los camisetazos NO, empero, son tan frecuentes que creemos “que hasta coleccionan sus camisetas.”. Lo llamativo es que algunos se sacan sus camisetas o no los muestran, asumiendo que son “independientes” e inmaculados y vendiéndose al mejor postor.

Tengamos presente que seguirán apareciendo más camisetazos debido a que se acercan las elecciones para presidente y asambleístas, acciones dadas por los “padres de la patria” y otros oportunistas que han perdido la vergüenza, el rubor y que salen con una serie de absurdas explicaciones para justificar lo injustificable.

Estos abandonos de los partidos o movimientos que les auspiciaron sus candidaturas demuestran que estos “descontentos” nunca tuvieron ideología política, que lo que preconizaban estaban en función de intereses personales mas no de la provincia o la patria. Extraña más, cuando manifiestan que ahora “se van donde el proyecto político se identifica con ellos”, lo que demuestra que se aprovecharon de otros para alcanzar objetivos personales. Sorprende que de izquierda se pasen al centro y luego a la derecha y tengan como justificaciones que son “independientes”. En otras palabras, excogitables para armar mayorías y con ganancia secundaria.

Ante este panorama, asumiendo que hasta en el Azuay se ha dado el mal ejemplo, es necesario que se emitan reglamentos o leyes que definan que los cambios de partidos o movimientos políticos en la Asamblea “conlleven automáticamente a la pérdida de la condición de asambleísta”.  Propuesta que será difícil que pase, porque son ellos mismos los que hacen y deshacen las leyes en base a sus intereses.  Esperemos que el pueblo se pronuncie tachándoles a estos arribistas, porque estamos hasta el hartazgo con sus pueriles justificaciones. (O)

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