Macron, diana de todas las críticas mientras la izquierda continúa su negociación interna

El impás impuesto por el presidente francés, Emmanuel Macron, en el nombramiento de un primer ministro hasta que se fome una mayoría sólida ha despertado malestar no solo en la izquierda francesa, que avanza en sus negociaciones internas para consensuar un candidato, sino también dentro de su propio bloque.

Las grandes protagonistas políticas de la jornada de este jueves 11 de julio de 2024 en Francia han sido las numerosas voces del macronismo que, de manera anónima por el momento, han filtrado a la prensa su descontento por una situación que comenzó con la decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones, anunciada tras la victoria de la ultraderecha en los comicios europeos de junio.

«Muchos estamos presionando al presidente para que nos deje marchar, ya no tenemos legitimidad, ya no tenemos mayoría. Esto se tiene que acabar», señalaba un ministro al canal BFMTV, que no desveló su identidad.

«No creo que el presidente vaya a nombrar un Gobierno antes de los Juegos Olímpicos (de París, que empiezan el 26 de julio), porque ya tarda seis meses en elegir el color de su corbata», atizaba también desde el anonimato un diputado macronista.

El calendario apremia, ya que la primera sesión de la Asamblea Nacional está prevista para el 18 de julio y la Constitución francesa establece que los miembros del Gobierno no pueden compatibilizar el cargo con un puesto parlamentario.

Hay, en total, 17 miembros del Ejecutivo actual que han sido elegidos para ocupar un escaño por sus respectivas circunscripciones y que, de mantenerse el Ejecutivo actual, no solo no podrían participar en las sesiones sino que tampoco podrían ser sustituidos por suplentes, ya que el reemplazo no es un proceso inmediato.

Solo si el Gobierno dimite -incluso aunque, en ausencia de otra opción, se mantenga en funciones- el macronismo podrá contar con esos 17 diputados que, en el rompecabezas político creado por las elecciones del 30 de junio y 7 de julio pueden resultar cruciales.

Pero Macron señaló ayer en una carta a la ciudadanía que, mientras las fuerzas políticas alcanzan un entendimiento, el Ejecutivo actual seguirá ejerciendo sus responsabilidades.

El único que presentó su dimisión, por el momento, es el primer ministro, Gabriel Attal, la mañana siguiente a las elecciones, pero Macron la rechazó y le pidió seguir temporalmente en el cargo para asegurar la estabilidad del país.

La izquierda avanza con sus negociaciones internas

Macron no solo ha manifestado que dejará tiempo hasta que las fuerzas políticas lograsen una mayoría sólida para garantizar la estabilidad del futuro Ejecutivo, sino que además abogó por la construcción de un «frente republicano» en la Asamblea, ya que en su opinión nadie ganó realmente las elecciones.

Esa postura escandalizó a la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), que con 195 escaños (sumando a posibles socios) quedó como primera fuerza en la Asamblea, aunque muy lejos de la mayoría absoluta de 289 diputados que le garantizaría la supervivencia a mociones de censura.

«Se trata de un golpe de fuerza a la democracia, de un golpe de fuerza presidencial», denunció este jueves la jefa del grupo parlamentario del izquierdista La Francia Insumisa (LFI), Mathilde Panot, en la emisora France Info.

Las palabras de Macron apuntan a una exclusión para formar gobierno tanto de la extrema derecha de Marine Le Pen (que junto a sus socios suma 143 escaños) como potencialmente también de la izquierda radical de LFI, que junto a los socialistas, ecologistas y comunistas integran el NFP.

La coalición de izquierdas, por el momento, mantiene el frente unido y exige que Macron les llame para gobernar, mientras a nivel interno prosiguen las negociaciones entre las distintas familias para consensuar un candidato a primer ministro.

El diálogo avanza a buen paso, han afirmado, y el nombre podría anunciarse incluso esta noche o mañana por la mañana, según aseguró a France Info este jueves la diputada ecologista Sandra Regol.

Desde el macronismo, sin embargo, figuras como la secretaria de Estado de igualdad, Aurore Bergé, o el de Industria y Energía, Roland Lescure, han sostenido en público que nunca apoyarían un Gobierno que incluya a LFI.

Por no hablar de otras personalidades de su ala más conservadora, como el ministro de Interior, Gérald Darmanin, que defendió un viraje más a la derecha de la formación centrista.

Pero el macronismo es tan solo la segunda fuerza, tras perder cerca de un centenar de escaños en estas legislativas, y en la derecha conservadora de Los Republicanos -con cuyos 68 escaños el campo presidencial tampoco sumaría una mayoría absoluta- hay rechazo a una alianza, como recalcó hoy el presidente del Senado, Gérard Larcher, perteneciente a esa formación. EFE

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