Luis Miguel, voz y carisma en el primero de los conciertos de despedida en Marbella

Su peculiar voz, su tan carismática e impecable presencia y una producción espectacular con luces, confeti y serpentinas, ese es el resumen del primero de los tres conciertos que Luis Miguel dará en Marbella y con los que se despedirá de España esta temporada.

Tres actuaciones en cuatro días en el festival Starlite, donde el cantante ha colgado el cartel de “no hay entradas”, prácticamente lo mismo que ha ocurrido con la gira “Luis Miguel Tour 2024” en el resto del país, con la que ha regresado a los escenarios españoles tras seis años de ausencia y con la que ha visitado ciudades como Córdoba, Sevilla o Valencia.

El reloj no marcaba aún las 20:00 horas de la tarde, pero a las puertas del festival -todavía cerradas y a dos horas del inicio del concierto- ya se agolpaban varias decenas de seguidores del mexicano -entrada en mano- como si la intensa humedad y las altas temperaturas no fuesen con ellos.

A las 22:00 horas se ha iluminado el escenario de la Cantera de Nagüeles y al fondo, en una gran pantalla, un vídeo con imágenes de distintos momentos de la carrera profesional del artista –conocido por muchos como El Sol de México-, que empezó en la música siendo aún un niño.

Pasados 20 minutos han sonado los primeros acordes de “Será que no me amas” y Luis Miguel ha aparecido en el escenario enfundado en un elegante traje de chaqueta oscuro, camisa blanca y corbata, que ha llevado la mayor parte del concierto y que, casi al final, ha sustituido por una camisa de seda negra y chaleco.

Contoneos sexis

El micrófono alejado de la boca, movimientos enérgicos en el escenario y un contoneo sexy de caderas al bailar han arrancado los primeros aplausos, que no los únicos, de un público entregado, que ha bailado al ritmo de temas de siempre como “Suave” o “Tengo todo excepto a ti”.

La interpretación de “Sonríe”, de Charlie Chaplin, y “Come fly with me”, tema que no pocas veces entonó el legendario Frank Sinatra, han sido otros de los momentos estelares de una velada en la que el terral malagueño no ha dado tregua.

Con La Bikina, el público -en pie- se ha vuelto loco mientras en el escenario Luis Miguel -acompañado del Mariachi Vargas de Tecalitlán- entonaba esta popular canción mexicana compuesta por Rubén Fuentes y su equipo lanzaba a los asistentes balones.

Canción tras canción, Luis Miguel ha ido desgranando el repertorio de su concierto y aunque se le veía satisfecho con la entrega del respetable, no le ha dirigido palabra alguna. Ha saludado, se ha despedido y se ha marchado, a pesar de que le han pedido “otra”.

Muchos españoles en la grada, pero también de otros países de Latinoamérica como Argentina o el propio México. Eso sí, todos con un denominador común: enamorados de la poderosa voz y la imponente presencia escénica de uno de los cantantes más exitosos de la música en español.

Los seguidores, fascinados

Y entre los incondicionales, entusiastas y anónimos seguidores de Luis Miguel, la joven argentina de vacaciones en Marbella, Marcela Paradiso Casals, que ha contado a EFE estar “fascinada” por la actuación del mexicano, del que es fan y al que reconoce haber visto actuar hasta en seis ocasiones.

No era la única, la española María Suárez -aún sin conocerse- compartía con ella la emoción de escuchar en directo a esta figura de la canción, aunque en su caso, la de este miércoles ha sido la primera vez.

También muchos rostros conocidos sentados entre el público como La Mari de Chambao, Estrella Morente, Vanessa Martín, Vicente Vallés o Paula Echevarría. Ninguno de ellos han querido perderse el concierto de este reconocido artista internacional cuyo arte traspasa fronteras.

Divo en el escenario pero también fuera de él, el artista ha llegado a Marbella rodeado de fuertes medidas de seguridad y acompañado por una comitiva de un centenar de personas entre músicos, técnicos y demás personal encargado de dar vida al espectáculo.

Y en la Costa del Sol permanecerá hasta el próximo 3 de agosto, fecha en la que se despedirá de España hasta la próxima. EFE

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