Hablar de lo que no sabemos

La insoportable polémica desatada debido a que si la boxeadora olímpica Imane Khelif es o no una mujer, porque pega como hombre y se ve como hombre; evidencia un profundo mar de ignorancia y por tanto prejuicios, odio y discriminación sobre la intersexualidad y el trastorno de desarrollo sexual.

No es la primera vez que se da una situación como esta, atletas olímpicas como Caster Semenya de Sudáfrica y Francine Niyonsaba de Burundi, fueron cuestionadas, sancionadas y hasta expulsadas de las competiciones mundiales por su condición de salud, y tener niveles de rendimiento físico similares a los de un hombre como resultado de su condición cromosómica. La intersexualidad que afecta al 2 % de la población mundial.

Aquí la controversia se centra en juzgar y decidir qué significa ser mujer y qué barreras se rompen al no cumplir con los estándares esperados, sobre todo los de belleza y fuerza, más cuando se trata de poner en riesgo o cuestionar normas establecidas por un grupo de poder. Como siempre, el control sobre los cuerpos desde la opinión sin fundamentos, el machismo y la ignorancia, dan la oportunidad para sostener la discriminación y violencia, que una vez más centra su atención en cuerpos feminizados. (O)

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