Candidatos para esta vida y la otra

Estamos viviendo una especie de narcisismo político. Es decir, el tema de las “alianzas” ha quedado a un lado, y la mayoría de las agrupaciones políticas ha puesto el nombre de sus tigres en las papeletas. Eso de las elecciones internas es solo un cuento para cumplir con el Consejo Nacional Electoral. El que pone el billete tiene el chance asegurado para participar en las elecciones.

Nuevamente, un horror de candidatos. Nada más y nada menos que 17 binomios. Una mezcla rancia de almas políticas que dicen tener la receta para curar al Ecuador. Lo que sí está clarito es que los delincuentes vacunan diariamente a los ecuatorianos. Y si no están conformes con la receta, existe la eutanasia asistida del plomazo.

A ver, sin tanta vuelta. Actualmente, hay dos tendencias políticas claras: el oficialismo y el correísmo. Los primeros aspiran a ganar en una sola vuelta. Por eso han llamado a todos los refuerzos. Quieren ser mayoría en la Asamblea Nacional para camellar en paz. Los segundos, en cambio, se encomiendan a todos los santos. Saben bien que, si en esta elección vuelven a perder, los espera el panteón.

El resto de los partidos son comodines. Esperan sigilosos la segunda vuelta para ver quién les ofrece espacios en el poder a cambio de sus votos. De lo contrario, no hay trato. Es tillos darse cuenta. Vean cómo los cabecillas de esos partidos de alquiler asoman al frente de las embajadas. Ahora podrán entender por qué es un negociazo tener un partidito chimbo. De votito en votito se palanquean un puestito.

Eso por un lado. En la campaña electoral escucharemos payasadas nuevamente. Póngase pilas. Han de ofrecer ejércitos más equipados que los gringos, aviones de caza estilo israelí para combatir el narcotráfico y un montón de burradas más. Eso sí, llegan a la Asamblea Nacional y se ponen a festejar el Día del Videojuego o del Quesillo. ¡Qué desgracia!

Nosotros somos humildes. Solo pedimos que no hagan negociados con los contratos del Estado, que metan presos a los narcotraficantes, que depuren a los jueces y fiscales corruptos, que no nos vacunen y que haya más fuentecitas de camello. «Chauchita» la campaña. Por el resto, pueden irse al diablo. (O)

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