Luego de las elecciones anticipadas del 2023, de una consulta popular sin ton ni son, se avecina un nuevo proceso electoral con 17 binomios presidenciables; una campaña a cuestas en la cual se tejen amarres personales y no un proyecto país.
Nos toca decidir, y pese a tener el doble de candidatos que, en las últimas elecciones, el panorama se siente oscuro, los movimientos políticos que hoy se declaran empáticos con las necesidades populares no dicen ni pio de la crisis económica en la que nos sumergimos, manejan un discurso común con tal de contentar las expectativas de un pueblo que ya no cree en nadie.
Entre los candidatos hay de todo: abogados, ex militares y policías, economistas, ambientalistas, etc., pero al parecer ninguna capacidad de diálogo, acuerdos, alianzas y a la final tampoco se transparenta un proyecto político claro sobre el cual tomar una decisión, y es ahí donde el poder electoral se quiebra, pues gana el menos odiado, el más guapo o quien tenga el mejor troll center.
Insisto en la importancia de informarnos mejor sobre quiénes son los candidatos antes de votar, personalmente sé que ningún banquero, empresario o muñeco de televisión nos ha sacado del caos en el que vivimos. (O)
