Aclaro. No soy un defensor de anacronismos, ni un nostálgico de dogmas fallidos. Dicho lo anterior, me pregunto si hay algún elemento que, en la sociedad contemporánea, pueda identificar a los seres humanos de manera integral. Más allá de la nación, del género, de la edad, de la etnia, existe un hecho objetivo innegable: para poder vivir en esta sociedad se necesita producir medios de vida. Y en términos generales hay quienes disponen de los medios de producción y otros, solo de los instrumentos de producción y de su fuerza de trabajo. En otras palabras, todos o casi todos somos trabajadores (si tienes “la suerte” de tener trabajo). Más allá de la ciudadanía, si hay algo que nos identifica a casi todos de manera global es que somos trabajadores (o queremos serlo), en otras palabras, clase obrera. No importa qué actividad se realice para vivir, se la realiza en calidad de trabajo. La falta de conciencia de este hecho elemental que debería ser aprendido en la primaria (si existiera educación política, y no antiguallas como la cívica), deriva en varios vicios entre los cuales está un sistema de gobierno que no responde a los intereses de los trabajadores, es decir de sus votantes. En democracia, si los trabajadores fuéramos la minoría, se entendería, pero somos la mayoría. Y mientras las condiciones de vida se deterioran los trabajadores gradualmente se convierten en deudores (desconectados, anónimos) y espectadores de una sociedad que se incendia y de la corrupción que triunfa, incluso, esto es lo más perverso, en las organizaciones políticas de los trabajadores. (O)
