Hace unos años atrás, valiosos cuencanas y cuencanos articulados en el Foro Autónomo por el Bicentenario de Cuenca hicieron un pronunciamiento público de preocupación por una necesidad urgente en la ciudad y la provincia: Defender los logros alcanzados en descentralización y mejorar su vialidad y conectividad aérea con miras a fortalecer su autonomía.
Ambos temas siguen vigentes, y más que nunca. El corazón energético del país sufre, y a veces como si de un castigo se tratara, horarios de racionamiento que superan las 8 o 9 horas diarias. Ante una planificación nacional poco cuidadosa, se ha afectado el sector productivo, comercial e industrial, pero también el ámbito turístico y educativo. Actualmente tampoco hay paso en la vía Girón – Pasaje, debido a un socavón que sigue pasando factura al bajo presupuesto vial y al descuido en su mantenimiento.
El reciente anuncio de trasladar a Quito las oficinas administrativas de la segunda empresa pública más importante del Ecuador, CELEC, es un desplante a la región de parte del gobierno. Lamentablemente esto sucede ante el silencio cómplice de ciertos representantes y a pesar de protestas y reclamos de autoridades locales.
No se trata de un simple traslado administrativo. Es un insulto a la ciudad en donde residen los técnicos que se han esforzado advertir al Ejecutivo sobre las dificultades que han tenido para cumplir con las necesidades energéticas del país. Bajo la acusación de que en CELEC hay corrupción y negligencia, aún sin pruebas que lo sustenten, ya se califica de manera peyorativa a quienes con profesionalismo y técnica han desarrollado sus funciones a pesar del estiaje tan severo y de las preocupaciones generalizadas por darle mejor mantenimiento a la capacidad instalada en generación energética.
Nunca se trató de “gestionar con honradez” aquello que a criterio de pocos ha sido mal manejado, detrás de este anuncio hay el símbolo de quitar la administración de CELEC de quienes, por derecho adquirido, cercanía geográfica y lógica geopolítica, merecen seguir trabajando por la generación de energía.
Sería nefasto para Cuenca perder una vez más la capacidad de incidir en la política energética, simplemente porque a un político se le ocurre que desde Quito las decisiones serán incorruptibles y más eficientes. Lo siento, la historia nos dice que no será así, y el prestigio de las instituciones cuencanas es evidencia de que se puede y debe ejercer desde esta ciudad, con eficiencia y cercanía, una adecuada gestión para CELEC. (O)
@avilanieto