De Jardín a CEI

Edgar Pesántez Torres

Si el Nobel Gabriel García Márquez admiraba tanto a la labor del periodista que, en su discurso ante la 52ª. Asamblea de la SIP llamó al periodismo “el mejor oficio del mundo” (Los Ángele-1996), también se puede decir que la enseñanza es “la mejor profesión del mundo”, particularmente la del maestro que conduce a sus pupilos a gobernarse a sí mismos, a ser críticos y reflexivos y a contribuir y resolver los problemas de la sociedad. Claro que la educación no cambia al mundo, pero sí a las personas que van a trasformar a la sociedad.

De ahí la importancia que tuvo el Colegio Normal Manuel J Calle, del que egresaron maestros de renombrada reminiscencia. Por esos albareques que tienen las reformas en gobiernos frívolos se revocó su destino y se sustituyó por el Instituto Pedagógico Ricardo Márquez, mientras las universidades de género presencial, semipresencial y a distancia instaurar facultades para ofertar licenciados en pedagogía y afines, con especialidades en diferentes niveles. Y faltaba, algo más: masterados y pehachedés para esta carrera, para hacer su agosto.

Bajo el alero del Normal Manuel J Calle se inauguró, hace exactamente 90 años, el Jardín de Infantes que posteriormente se anexó a la escuela Honorato Vásquez con el nombre de Antonio Borrero Vega. Asimismo, por esos aspavientos de movimientos interesados en cambiar nombres y no actitudes, se pasó a llamar Centro de Educación Inicial Antonio Borrero. Su primera maestra-directora fue la señorita Rosa Matilde Alvear, a quien le siguieron distinguidas educadoras que se las recuerda con lealtad.

El Jardín de Infantes se había iniciado con 35 niños y en la actualidad cuenta con 155 alumnos, cuya directora, magíster Soledad Mejía, viene de presidir los diferentes actos conmemorativos del nonagésimo aniversario, que se cerrará con la Sesión Solemne en el Salón de la ciudad.

Durante nueve décadas el “Jardín” ha sido testigo del crecimiento y desarrollo de generaciones de niños que han pasado por sus aulas, nueve décadas que padres y apoderados confiaron en esta Institución y en sus educadoras. Por ello el reconocimiento a directivos y maestras que han cuidado y educado con esmero a los párvulos en el umbral inicial de su formación. Hoy vemos con entusiasmo y orgullo como este “Jardín” sigue siendo un lugar de innovación, de creatividad y de pasión por el aprendizaje.

Finalmente, honremos a las maestras-directoras Rosario Cordero de León y Lilian Valdivieso Vallejo (35 y 40 años de labor, respectivamente): ¡Paradigmas de la Educación Parvulario en Cuenca! (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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