¿Quiénes somos?

Bridget Gibbs Andrade

A propósito del aniversario de El Mercurio y hace ya bastante tiempo, muchas personas me han preguntado qué implica el ser articulista de un rotativo. Si se firma un contrato, si se recibe honorarios, si se convocan reuniones para escoger los temas sobre los cuales se va a escribir, en fin, todo lo que hay detrás de un artículo publicado en una edición impresa o digital. Lo anterior depende del medio de comunicación para el cual se escriba. En general, no se establece un contrato, más sí un compromiso verbal de entregar cada semana un artículo.

Con excepciones, la mayoría de diarios sí remuneran a sus articulistas, pues conocen que es un esfuerzo que requiere de su valioso tiempo y concentración. Otros, agradecen la fidelidad que aquellos depositan semanalmente con almuerzos o cenas esporádicas, o con un pequeño presente en Navidad. Otros, no optan por lo uno ni lo otro. Se dice que la gratitud es el camino hacia la prosperidad. Cuando existe libertad de pensamiento y expresión en un medio de comunicación, rara vez se llama a los articulistas para definir las temáticas a publicarse.

Recuerdo que mi mamá, fiel lectora de las páginas editoriales, solía decir que para enterarse de las noticias más relevantes además de aprender a escribir correctamente y ampliar los conocimientos, lo primero que se debe leer de un periódico es la sección editorial. “Es un compendio selectivo e interesante”.

Si bien es cierto que hoy la mayoría de personas saben escribir, también es cierto que no todas lo hacen bien. Considero que para redactar un artículo de opinión, y por respeto a uno mismo y a los lectores, se debe cuidar, de principio a fin, el orden de las ideas que se quieren expresar, guardando una excelente sintaxis. Se considera un pecado mortal no utilizar correctamente los signos de puntuación para que la lectura sea comprensible, fluida y agradable; y, doble pecado mortal, escribir con faltas de ortografía. Cada párrafo debe ser la continuación del anterior, guardando coherencia con el tema narrado. Emplear un lenguaje rebuscado aleja a los lectores de lo que están leyendo y lo acercan más al diccionario para encontrar el significado de algo que no comprendieron.

Afamados escritores como Irene Vallejo, Arturo Pérez Reverte -miembro de la RAE-, Vargas Llosa, Cristina López Barrio y muchos más, aconsejan que la mejor manera de aprender a escribir es escribiendo, y leyendo. Leyendo mucho. Leyendo se aprende a escribir sin faltas de ortografía y a expresarse con propiedad.

Esto es, a breves rasgos, quiénes somos. Espero haber saldado sus dudas. (O)

DZM

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social con experiencia en coberturas periodísticas, elaboración de suplementos y materiales comunicacionales impresos. Fue directora de diario La Tarde y es editora.

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