Entre el 15 y el 17 de noviembre del 2024 miles de peregrinos recorrieron entre 35 y 40 kilómetros para pedir o agradecer los milagros a la Virgen de El Quinche.
Son las 20:45 del sábado 16 de noviembre y desde la Panamericana Norte, a la altura del Calderón, parten, rumbo al santuario de la Virgen de El Quinche, miles de personas; el Municipio de Quito calculó que, en los tres días peregrinación (viernes, sábado y domingo) más de 150 mil fieles recorrerían los dos caminos que se habilitan para esta manifestación religiosa y, de acuerdo con lo que se pudo apreciar, esta cifra pudo quedarse corta.
Los 30 kilómetros que se recorren por esta ruta se inician con fuerza y fe, la primera va mermando, para dar paso a la segunda, que es la que le permite al devoto cumplir su meta.
Familias enteras y grupos de amigos arrancan la caminata con ímpetu, ofreciendo no separarse, lo cual no siempre se cumple, empleando el tiempo del recorrido para acercarse más, para rezar, para escuchar música (los parlantes proliferaban y permitían escuchar, muchas veces involuntariamente, todo tipo de tonada).
Mientras el cansancio se apodera del cuerpo, los pies duelen, se siente la deshidratación, el sueño se hace fuerte; asombra más ver quien deciden continuar con la peregrinación: niños, personas de la tercera edad, enfermas, embarazadas, quienes cargan con sus hijos, algunos bebés y otros no tanto.
Agradecer los milagros
La fuerza para continuar viene de la fe, Karina Vega tiene mucho que agradecer, pero también que pedir, considera a su bebé un milagro, estuvo a punto de perderlo, pero, al encomendarse a la Virgen de El Quinche consiguió continuar con su embarazo, pese al gran esfuerzo que realiza, está segura de que no le pasará nada, ni a ella ni a su hijo.
Marcelo Toro hizo el recorrido con su madre en silla de ruedas, va a pedirle a la Virgen de El Quinche por su salud, un problema de presión alta le ha afectado a su riñón. Ella, visiblemente hinchada y él, sumamente cansado, avanzan por la vía, el tramo de cuesta, que es prácticamente la mitad del recorrido, es el que más se le complica.
Tania Campaña va netamente a agradecer, hace 10 años, asegura que por intersección de la Virgen del Quinche, logró curarse de un cáncer que le había diagnosticado como incurable.
Aquí me permito hablar en primera persona, hace un año mi peregrinaje fue para pedir un milagro para mi hijo de 14 años, diagnosticado con cáncer de hígado, incurable, este año fue para agradecer, porque es cierto que la fe puede mover montañas.
La reactivación del comercio
La peregrinación a la Basílica de El Quinche también reactiva el comercio, las ofertas son variadas, novedosas y cambian según las necesidades. Como las autoridades habían advertido que en algunos tramos no se contaría con luz, debido a los cortes programados, lo primero que se vende son linternas, las hay desde 7 dólares, hasta 17 dólares.
Los comerciantes también imponen moda, ante falta de luz era necesario distinguirse y este año proliferó la venta de diademas y los globos con iluminación; en los tramos de oscuridad era fácil apreciar las figuras de orejas de conejo o las coronas de flores; el precio era de 5 dólares, aunque a la mitad de trayecto se los encontraba por solo 3 dólares.
Según avanzaba el recorrido las ventas se centran en los dolores que aquejan, si lo que le dolía eran los pies, podía comprarse plantillas y hasta zapatos nuevos o sandalias; a gritos se ofrecían las pastillas para la molestia del cuerpo; además del agua, los hidratantes y los energizantes.
Fin del recorrido
Tras siete horas de recorrido se llega al santuario; en el Campo Mariano, inaugurado en 2018 para recibir a los peregrinos, que ya no cabían en la Iglesia, se dan misas cada hora, las fuerzas alcanzaron con las justas, muchos, acostados en el piso, intentan mantenerse despiertos.
La situación podría ser peor, los peregrinos que recorren la E35 la tienen más dura, son 5 kilómetros más, que pueden marcar la diferencia entre rendirse o alcanzar el objetivo; pues significan al menos tres horas más de recorrido.
Más todo el esfuerzo vale la pena, se alcanzó la meta, para lograr el milagro o agradecerlo. ¿Cuántos milagros ha alcanzado la intersección de la Virgen de El Quinche? Se cuentan por miles, así lo evidencia la gran cantidad de placas en las paredes que rodean su iglesia, donde no queda espacio.
Aunque cada centímetro del cuerpo duele y moverse para volver a la casa es complicado, el ofrecimiento siempre es el mismo, volver todos los años, hasta que las fuerzas y la vida alcance.
Una devoción que no nació en El Quinche
La devoción a la advocación mariana de la Virgen de El Quinche no nació en esta parroquia rural de Quito, sino unos kilómetros más allá, en Oyacachi, del cantón Cayambe, cuya población adquirió la imagen elaborada en madera por Diego Robles, de la Escuela Quiteña.
En Oyacachi fue conocida por sus milagros y sus apariciones, donde se le atribuyó haber logrado terminar con la plaga de los osos de anteojos, que se habían llevado varios niños.
Por orden del obispo Diego de Londoño, en 1604, se trasladó la imagen a El Quinche, donde se le construyó una iglesia; en 1932 se la declaró Patrona y Protectora de Quito; su fama creció cuando, después del terremoto de 1869 la imagen quedó intacta.
En 1905 se reconstruyó la iglesia actual y el 21 de noviembre de 1943 el papa Pío XII coronó canónicamente la imagen, fecha por la que se realizan las peregrinaciones.
En 1958 el papa Juan Pablo II estableció a la iglesia de El Quinche como una basílica menor y en 1985 la declaró Santuario Nacional del Ecuador. El papa Francisco la visitó el 8 de julio de 2015, durante su gira por Ecuador, en el sitio se conserva el Papamóvil.
El Santuario actual es de cal y ladrillo, su capacidad total permite el ingreso de 3.556 personas de pie y 966 sentados, tiene un área construida total en planta de 2.049 metros cuadrados. El Campo Mariano, construido con la colaboración de los fieles, tiene capacidad para 30.000 peregrinos.
