Incendios forestales: se necesitarán décadas para recuperar lo perdido

Los incendios forestales, agravados por el déficit hídrico y la sequía, han puesto en riesgo a ecosistemas vitales, especialmente en las provincias de Azuay y Loja. Ante esta situación, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) declaró el 18 de noviembre de 2024, el estado de emergencia nacional por 60 días.

En Azuay, los cantones de Cuenca, Sígsig, Nabón y Santa Isabel han sido severamente afectados, con la pérdida de 1.705,69 hectáreas de cobertura vegetal desde el pasado 1 de noviembre.

Una de las zonas más afectadas es el Parque Nacional Cajas, que ha sufrido daños devastadores.

Fernando Juela, técnico de Vida Silvestre del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (MAATE), aseveró que el impacto no se limita a la vegetación visible.

«Durante un incendio, no solo se queman las partes externas de las plantas y árboles, también las raíces y el suelo se ven afectados. El calor extremo quema las raíces por dentro y el suelo se calienta, lo que provoca un proceso similar al de hacer carbón”, explicó.

Agregó que eso acelera la liberación de carbono, emitiendo grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.

Este fenómeno es aún más perjudicial que la quema visible de la vegetación, ya que es un proceso lento y oculto que aumenta la concentración de gases de efecto invernadero, intensificando el cambio climático.

Páramos

Los páramos, vitales para la regulación hídrica, son uno de los ecosistemas más vulnerables. Según Juela, la recuperación de estos paisajes puede tarda décadas en recuperar algo de vegetación.

«Como ocurrió en Oña, donde hubo un incendio en 2014, aún hoy, 10 años después, algunas áreas siguen sin vegetación, lo que demuestra lo lento que es el proceso de recuperación en estos ecosistemas”, aseguró.

«Por las condiciones climáticas y de altura de los páramos, la recuperación de esos ecosistemas es muy muy larga. Y cuando se recupera, no queda como antes». Fernando Juela, técnico de Vida Silvestre del MAATE.

Bosque

En los bosques andinos, el daño es aún más profundo, ya que los procesos de regeneración pueden extenderse por miles de años. «El daño que se causa es inmensurable«, indicó Juela.

Recuperar la funcionalidad de un ecosistema, como en los páramos o los bosques andinos, es extremadamente complejo. Aunque se pueda reforestar y crear un nuevo bosque en 20 años, la biodiversidad funcional y la capacidad del ecosistema para regular procesos vitales, como el ciclo del agua, tardarán décadas en restaurarse.

«Lo que está ocurriendo en los bosques nativos, como los de Chaucha y Quitahuayco, es devastador. Estos ecosistemas son irreemplazables. Árboles de cientos de años, muy gruesos, son parte de este patrimonio natural y recuperar un ecosistema de este tipo tomaría, en teoría, unos 10.000 años.»

Los animales más afectados son los anfibios, reptiles y pequeños mamíferos, que no pueden movilizarse con facilidad para escapar del fuego. En áreas como Molleturo, algunas especies endémicas, como los atelopus (jambatos), una especie de sapos exclusivos de la zona, corren el riesgo de extinguirse.

«Un incendio de gran magnitud podría llevarlos a la extinción,» advirtió Juela. Estos animales tienen un rol en la funcionalidad del ecosistema y su desaparición podría generar efectos en cadena que alteren gravemente el equilibrio ecológico de la región.

Diferencias entre ecosistemas

Uno de los puntos más importantes que resalta Juela es la diferencia entre los ecosistemas afectados. El daño en los páramos, debido a su clima extremo y su tipo de suelo, es mucho más difícil y lento de reparar que el de un bosque andino.

Por otro lado, los bosques nativos andinos, como los que se encuentran en el Parque Nacional Cajas, son casi irreemplazables. Juela subrayó que la regeneración de un bosque andino virgen, que ha evolucionado durante más de 10 mil años, podría tomar miles de años para recuperar su estructura original.

Un aspecto fundamental es la relación entre la conservación de los ecosistemas y la disponibilidad de agua.

«Menos bosque significa menos agua», enfatizó Juela. La pérdida de bosques andinos, como los que se encuentran en el Cajas, compromete la regulación hídrica en la región. El Parque Nacional Cajas es una fuente esencial de agua para Cuenca y su destrucción podría tener graves repercusiones en el abastecimiento de agua.

Cuatro denuncias en Fiscalía

Carlos Orellana, director de la Comisión de Gestión Ambiental (CGA) de la Municipalidad, informó que la empresa ETAPA EP ha presentado cuatro denuncias en la Fiscalía contra los presuntos infractores de este “delito ambiental”.

Por su parte, el gobernador del Azuay, Santiago Malo, aseguró que ya han identificado a cuatro personas como presuntos responsables de los incendios forestales. 

«Aquellos que iniciaron estos incendios tienen que responder a la sociedad», indicó el gobernador en una rueda de prensa. Añadió que, por ahora, no dará a conocer los nombres de los sospechosos, pero las autoridades ya cuentan con las identidades. 

El artículo 72 de la Constitución garantiza el derecho a la restauración de la naturaleza y los bosques nativos, lo que implica que, además de la sanción penal, los responsables de los daños ambientales deben asumir la responsabilidad de restaurar los ecosistemas afectados, en la medida de lo posible.

«Aunque la restauración efectiva podría llevar miles de años, es esencial que este principio se cumpla,» concluyó Juela.

Cinco incendios activos

El Cuerpo de Bomberos de Cuenca informó que, los incendios forestales continuaban activos en cinco sectores del cantón el 18 de noviembre de 2024, afectando bosques, chaparrales y pajonales.

Las condiciones climáticas y el terreno dificultan las labores de extinción. Los bomberos de distintas brigadas, con el apoyo de maquinaria especializada y voluntarios, trabajan para controlar los focos de fuego en la zona.

  • En el sector de Sayausí. Las cuadrillas de bomberos combaten las llamas, con la prioridad de contener el fuego y evitar su propagación a áreas cercanas.
  • En el sector Cumbe, también afectado desde hace cinco días, la situación había mejorado ayer, ya que el incendio había sido controlado. Las autoridades mantienen vigilancia para prevenir posibles reactivaciones.
  • En el sector Cochapamba, el incendio sigue activo después de cinco días de labores continuas. Los bomberos enfrentan las altas temperaturas y la vegetación seca que facilita la propagación del fuego.
  • En el sector Yanasacha, el incendio lleva siete días activo y las condiciones del terreno irregular y los fuertes vientos dificultan las labores.
  • En el sector Quitahuayco, donde el incendio lleva tres días, los brigadistas enfrentan un desafío adicional debido a la difícil topografía, que limita el acceso de los equipos para sofocar las llamas de manera eficiente. (I)

Caudal en planta del Cebollar es normal

La empresa ETAPA EP informó ayer que la producción de agua potable en la Planta del Cebollar se mantiene dentro de los parámetros normales.

“Los factores que han determinado esta condición obedecen en gran medida a la colaboración ciudadana en el ahorro, lo que ha permitido mantener estables nuestras reservas”, indicó en un comunicado.

Además, la planta de Tixán ha contribuido positivamente con un aporte de 160 l/s, lo que ha fortalecido el suministro en la ciudad.

Se reitera a la población la importancia de continuar adoptando medidas responsables para cuidar el agua y evitar racionamientos. (PNH)-(I)

60

días durará el estado de emergencia nacional. Hasta ayer, se registraban 17 incendios activos y cinco controlados en todo el territorio, con más afectación en Azuay y Loja.

8

helicópteros: cuatro en Loja y cuatro en Azuay trabajan en la emergencia. Cinco son nacionales, dos de Perú y uno de la empresa privada gestionado por la Embajada italiana.

Más noticias:

Patricia Naula Herembás

Licenciada en Comunicación Social con experiencia en medios tradicionales y digitales. Hace coberturas y en redacción de temáticas de emprendimiento, empresarial, sociedad e interculturalidad.

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