Horarios de apagones, por ahora 3 horas, que muestra cuán difícil es acostumbrarse a vivir con servicios menores a los habituales, entre estos los de la luz, elemental como básico, al extremo que al unísono esperamos que llueva en las cuencas del paute y demás represas. Sufrimiento que soportamos ante el olvido de los regímenes desde hace diez años, por mantener el parque termo eléctrico, ante la expectativa del estiaje presente cada cierto tiempo de manera circular. La centralización de la oferta de energía en el sector público y las decisiones erróneas de autoridades ignaras sobre el tema eléctrico con leyes y disposiciones que atosigan a la implementación de alternativas energéticas.
Siempre es nuestra característica a la semana sin cortes, nos olvidamos de lo padecido o ya no manejamos ese natural enojo, nobles con quienes nos maltratan, aunque un pueblo pacífico “mayoría de nosotros/as” cuando le excitan descaradamente a su tolerancia, reacciona de manera impredecible. Es por ello, que en la dura espera de normalización, la sociedad evita reclamos masivos ante el gobierno, no hay ambiente y se asumió de manera extensiva que esta crisis, como en verdad es, se presenta por la inacción de regímenes anteriores, reconociendo la lentitud de reacción de este régimen en sus primeros meses para tomar medidas urgentes ante los apagones, que hacemos votos finalmente se lo ha podido conseguir.
Todo gobernante, frente al poder, es cuando mejor hace su ejercicio de aprendizaje, siendo evidenciada o no su capacidad para conducir a un país, con resultados que va obteniendo, desde luego con dificultades serias, porque solo quien no hace nada nunca se equivoca. Es de gente inteligente rectificar y administrar, para integrar las respuestas efectivas, ante las necesidades de vida, sin descuidar los desafíos enormes que tienen por delante al mencionar a la violencia criminal establecida, que no da tregua, a la economía con problemas agravados por las pérdidas en los apagones, que si se los arregla se recuperaría de manera inmediata la producción ralentizada, igual que los servicios. Vino la luz y anhelamos progreso. A guarecerse. (O)
