Trump, Ecuador y el dólar

La evolución reciente del dólar es clave para la economía ecuatoriana, dado que la dolarización, adoptada en el año 2000, hace que las fluctuaciones del dólar impacten directamente su competitividad comercial y estabilidad económica. La fortaleza del dólar frente a otras divisas encarece las exportaciones ecuatorianas, afectando productos como el banano, camarón y flores en mercados clave como la Unión Europea y China.

En el escenario internacional, el dólar sigue consolidándose como moneda hegemónica, representando más del 40 % del comercio mundial y cerca del 60 % de las reservas internacionales. Sin embargo, enfrenta retos por los esfuerzos de los BRICS para reducir la dependencia del dólar mediante acuerdos comerciales en monedas locales. Aunque estas iniciativas han ganado tracción, su impacto es limitado frente a la prevalencia del dólar.

Para Ecuador, la dolarización ha estabilizado la inflación y las tasas de interés, pero limita el control sobre la política monetaria, haciendo al país dependiente de exportaciones, remesas y financiamiento externo. La apreciación del dólar reduce los ingresos por exportaciones y genera presiones sobre sectores estratégicos dependientes de inversión extranjera.

El sector bancario también enfrenta desafíos. La fortaleza del dólar puede afectar la liquidez, dado que las remesas, una fuente clave, podrían disminuir si los migrantes en la eurozona ven reducida su capacidad de envío. Esto impacta no solo al sistema financiero, sino también al consumo interno, dado el peso de las remesas en muchas familias. Además, las tasas de interés internacionales en dólares encarecen el financiamiento externo para bancos ecuatorianos, limitando el acceso al crédito productivo y de consumo, y desacelerando la recuperación económica en sectores como comercio y construcción.

La digitalización del sector bancario ofrece oportunidades y desafíos. Entre las ventajas, se destaca la mayor inclusión financiera, facilitando servicios en zonas rurales, y la reducción de costos operativos mediante plataformas digitales. Los servicios digitales también mejoran la experiencia del cliente y refuerzan la transparencia, ayudando a combatir delitos financieros. Sin embargo, existen desventajas, como la brecha digital que limita el acceso de ciertos grupos, los riesgos de ciberseguridad, la resistencia al cambio de algunos segmentos poblacionales y las altas inversiones iniciales que requiere esta transformación.

A pesar de los retos, la digitalización bancaria es clave para mejorar la competitividad del sistema financiero y fomentar el desarrollo económico en Ecuador. El gobierno y las instituciones deben trabajar en conjunto para cerrar la brecha digital y garantizar que los beneficios lleguen a toda la población. (O)

Econ. Bladimir Proaño

Docente universitario con amplia experiencia en el sector bancario, especializado en análisis financiero y economía de empresa. Desarrolla estrategias de financiamiento empresarial y análisis financiero.

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