La monstruosa violencia que sufrimos y el deterioro brutal de la sociedad ante la delincuencia, nos mantiene en zozobra y terror, donde escondernos en casas bajo mil llaves y alarmas con la imposibilidad tácita de salir de viaje en anheladas y esperadas vacaciones, en especial a la costa, es nuestra triste suerte. Todo este horroroso escenario, tiene una cadena que liga muchos considerandos, volviéndolo todo muy difícil, si no imposible de solucionar. El légamo donde renace todo es el narcotráfico y el lavado de capitales. Todo empieza con la producción de la coca en extensos labrantíos de piases vecinos como Colombia, Perú, Bolivia y todo esto a vista, paciencia y beneplácito de sus gobiernos, que vueltos a la vista gorda y colaboración, gracias a recibir inmensos matutes que los enriquecen por generaciones. Los humildes cultivadores de pico y pala, reciben un estipendio significativo, lo que les convierte en cómplices espoliados por la pobreza. Entonces y prolijamente entramos nosotros, Ecuador, como caleta de la droga y puerto libre de distribución, donde detalles clarísimos como la eliminación de radares y controles, la base de Manta y el noviazgo infame de los grupos delincuenciales que distribuyen todo y lo organizan en unión del grupo de delincuentes gobernantes amañados y dirigidos por Correa, el mayor delincuente que nos gobernó, el que se tomaba fotos, abrazado y risueño con los dirigentes de los carteles y les dio incluso, personería legal e impunidad. De esta manera somos los que exportamos con una comodidad enorme la droga camuflada en banano y otros productos y nos dimos el lujo de llevar droga incluso en valijas diplomáticas y en vuelos del avión presidencial atestado de substancias, aparte de que se utilizaban hangares de la presidencia y militares, para guardar naves que llegaban, cargaban y partían en un maravilloso contubernio con el narco gobierno que nos arruinó. Mientras todo esto ocurre a gran escala, la droga se distribuía desde ordenes de los cabecillas encarcelados a nuestra población de zombis adictos, cada vez más numerosos y con ello, los sicariatos y ajustes de cuentas son hoy pan del día. El siguiente eslabón son países consumidores, especialmente EEUU y Europa, que fallan en el control y aceptan su suerte, entiendo que por corrupción también, países donde la verde y humilde hoja de coca cultivada adquiere precios exorbitantes, cerrando así, la cadena. Mientras existan consumidores, distribuidores, importadores y cultivadores, que parecerían llagas fáciles de acabar, seguiremos nuestra irremediable destrucción y todo a expensas de esfuerzos y ayuda de otros países y problemas. (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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