Plátano verde no falta en el menú de los cuencanos

Tigrillos, bolones, patacones, empanadas hasta waffles se realizan con el plátano verde. Este producto costeño está en los desayunos de los cuencanos como un alimento predilecto.

Precisamente, las cafeterías que reemplazan el tradicional pan con nata por las delicias del plátano verde se han puesto de moda.

Los negocios se ubican en diferentes sectores de la ciudad. Así forman una especie de rutas gastronómicas que surgieron de experiencias familiares.

Los abuelos cocinaban el plátano verde para sus hijos y nietos, quienes emprendieron con el transcurso del tiempo con sus recetas y otros secretos culinarios.

Francisco Álvarez, catedrático de la Universidad del Azuay (UDA), es una muestra de aquello. Recuerda que su abuela cocinada un rico molido con “harto queso” que resultaba irresistible para el más exigente paladar.

En el local “Green Bananas Café”, se vende una variedad de alimentos del verde. El local está en la zona de Perezpata.

Heredó esa pasión por la cocina que hoy la comparte en su local “Green Bananas Café”. El negocio está en la avenida González Suárez (proximidades de la iglesia de Perezpata).

Lleva dos años con el local y da trabajo a otras personas como es el caso de Paula Cedeño, quien es oriunda de Manabí y está a cargo de la cocina. La mujer hizo suyas las recetas de Francisco para complementarlas con su sazón.

Perseverancia para cocinar con el verde

En la Remigio Tamariz y Agustín Cueva funciona desde hace siete años aproximadamente el local “La Gata – Tigrillos y Bolones”.

Verónica Crespo con su hija Pamela Salazar están al frente del local que inició como un emprendimiento para entregas a domicilio. La idea gustó, llamó la atención y pegó por lo que se arriesgaron para abrir la cafetería sin imaginarse el éxito que tendrían.

Pamela recuerda que su madre hacía los bolones y tigrillos en la casa de su bisabuela por la cercanía al centro y otras áreas periféricas. La joven con su hermano fueron desde entonces la mano derecha de Verónica que hoy ve sus sueños cumplidos de tener un negocio propio, rentable y que satisface a la gente.  

Ingenio es clave para los platos

La familia Andrade implementó desde hace seis años su negocio “Verde y Pitón”, en la calle Baltazara de Calderón y Miguel Vélez (sector San Sebastián). Lo que caracteriza a este local son los nombres bastante particulares de sus platos que son elaborados con el plátano verde.

“Lamparozo”, “Bacán”, “Posi”, “Tapiñado”, “Ponte once”, entre otros nombres llevan los platos. Justamente “Lamparozo” es el más cotizado porque lleva una gran porción de tigrillo más bistec de carne y huevo frito.

Gabriela Andrade, quien está al frente del emprendimiento, aseguró que la afición por la cocina lo aprendió de su madre que toda su vida ha tenido restaurantes.

Las delicias con el plátano verde se las encuentra en otros sectores como: Las Herrerías, San Roque, en los mercados, y más lugares. Las familias han encontrado, a través de este producto, una oportunidad para emprender y sacar adelante a los suyos. -(I)

Origen y costo del producto

El plátano verde que llega a la Feria Libre (principal centro de abastos de la ciudad de Cuenca) proviene de las provincias de Santo Domingo de los Tsachilas, Manabí y El Oro.

Los camiones con plátano arriban diariamente a la Feria para que los distribuidores locales se encarguen de expender el producto a diferentes sectores.

Según Silvia Illescas, distribuidora de plátano verde de la Feria, los costos han disminuido desde que inició este año por la gran producción que existe en estos momentos en la Costa.

La caja de cartón que costaba el año pasado 25 dólares hoy está en los 12 y 13 dólares.

Mientras la caja de madera que se vendía en 50 dólares se encuentra en 25 dólares.

Illescas comentó que por unidad se venden hasta cinco plátanos verdes por un dólar dependiendo del tamaño y grosor. (I)

DETALLES

  • 5 platos por lo menos derivan del plátano verde. Los más consumidos en la ciudad son los tigrillos, bolones y patacones. 
  • Los negocios gastronómicos de esta índole han incrementado, especialmente luego de la pandemia de la COVID 19.

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