Hace tres años, la Universidad de Cuenca emprendió un cambio en su gestión al elegir a la primera mujer al frente de esta prestigiosa casa de estudios superiores. María Augusta Hermida asumió el desafío de dirigir una institución con una rica historia y un papel fundamental en la sociedad. El reto no solo residía en el camino que Hermida y su equipo estaban trazando, sino también en la necesidad de recuperar la posición y la voz que la academia merecía en el debate público.
Tres años después, el acto de rendición de cuentas de esta querida Institución es un marco que evidencia el cumplimiento de esa promesa. “Ya no es un sueño” mencionó la Rectora, “somos una Universidad valiente, que respira libertad, su espíritu es inquebrantable porque está forjada en hierro y la sostiene esta preciosa comunidad…. esta es nuestra realidad, la que nos vuelve a identificar como una Universidad pública y de calidad.”
Durante el año de gestión, la Universidad de Cuenca ha sido un ejemplo al llevar adelante un proceso de admisión serio, transparente y equitativo para sus nuevos estudiantes. Incluso en medio de las dificultades económicas constantes, la institución se esforzó por aumentar el número de cupos disponibles. El programa Jóvenes Rurales es el símbolo de inclusión y diversidad, demostrando el compromiso institucional de no dejar a nadie atrás.
La Universidad de Cuenca dio pasos firmes en su transformación organizacional, particularmente en el ámbito digital y de innovación. El Plan de Transformación Digital, hoy forma parte del principal esfuerzo de rediseño de gestión académica para volver más eficientes los procesos en admisiones, matrícula, programación académica, gestión de estudiantes y demás servicios.
El trabajo aún tiene pendientes. Algunos proyectos que forman parte del sueño de hace tres años comienzan a salir de la carpeta de bocetos, así que las energías tendrán que renovarse porque la causa es justa y se está alcanzando: “ser valientes y libres por la U”. (O)