La señora de Noboa, Lavinia Valbonesi, construye el proyecto inmobiliario ECHO, en Olón, Santa Elena; consigue que Sade Fritschi, ministra de ambiente, en sus primeros días como funcionaria, extienda un permiso ambiental a una empresa de su propiedad en zona protegida como son los manglares. Recibe donativos de empresas mineras para “capacitaciones a mujeres en situación de violencia”, mientras la empresa Dundee Precious Metals pretende invalidar la Consulta Popular por el Agua de Girón con la que se prohibió la minería en los páramos de Kimsakocha. Tiene un despacho en Carondelet y, aunque sus funciones no están definidas, participa en las carteras de Estado del ámbito social para “coordinar acciones” con los ministros, así como también en mítines. Utiliza las redes sociales como “el rostro de la política social del Gobierno” y mantiene reuniones con representantes públicos y privados, convirtiéndose en un personaje determinante para la popularidad de su esposo. En uno de sus viajes a EE.UU. mantuvo encuentros con representantes del BID y con la primera dama, Jill Biden, en compañía del cuerpo diplomático del país. ¡Nadie le dice nada! La señora de Noboa –empresaria, nutricionista e influencer– “primera servidora del Ecuador”, como se proclama, está cometiendo un ecocidio y evidencia la ausencia de convicciones democráticas en el gobierno de Daniel Noboa. (O)
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