Crece la micromovilidad

En Cuenca, a los más de 100 mil vehículos y miles de motocicletas cuya circulación diaria mantiene estresada a la ciudad, se suma la de los scooters, patines, patinetas y monopatines convencionales y eléctricos, cuyas características varían de tamaño, peso y velocidad.

A la de estos últimos se le ha denominado como micromovilidad. En 2020, el Concejo Cantonal aprobó la Ordenanza para la Promoción y Fortalecimiento de la Movilidad Activa. Incluye bicicletas y peatones. Ahora buscan incorporar aquella nueva modalidad.

Esperan el informe jurídico con lo cual el alcalde analizará cuándo someterla a debate.

La micromovilidad es una alternativa de transporte en auge, y sus usuarios, jóvenes en especial, circulan sin ningún tipo de control ni de protección. Lo hacen por aceras, parques y hasta en calles y avenidas.

Con la nueva norma se busca garantizar la seguridad: uso obligatorio del casco, prohibir la circulación por las aceras, y establecer límites de velocidad, dependiendo de los sectores de la urbe.

No hay vías exclusivas para ese tipo de transporte. Esto lo tiene claro la Dirección de Movilidad. La alternativa sería usar las ciclovías, subutilizadas; es decir, compartiendo con las bicicletas.

Para tal efecto se establecerán rangos de velocidad, cuyos excesos acarrearán multas. Pero si esos “micromóviles” pueden ir a mayores velocidades deberán circular por las calles.

Como se evidencia, el citado no es un problema menor de tránsito. Hay tiempo para normarlo, sin necesidad de desincentivar su uso, tanto más si día a día crece el comercio de esos medios de transporte individuales.

Reconfirma, además, cuan caótico es el tráfico vehicular en Cuenca, urgido de soluciones integrales, planificadas para el mediano y largo plazo.

Se requiere tener visión, un proyecto de ciudad. Para este propósito no es bueno el cortoplacismo ni enseñorearse por soluciones tibias, peor antitécnicas.

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