En el proceso cultural de estos tiempos lo fundamental es encontrar la seguridad que garantice la realización integral de todos en un mundo creativo de productos y servicios que permitan la salud, educación y el desarrollo armónico de todos. Pero en la sociedad de la inteligencia artificial, de la telemática, electrónica y robotización y del dominio populista con poder económico que seduce a izquierdas y derechas en una ola de poderes absolutos como el del capitalismo de estado que rige en Rusia o China y el sistema de libertades sin corazón, cuando se debe recuperar el sentido superior de la vida como expresión de la conciencia crítica que nos abra el camino a la solidaridad y la justicia.
Por eso que la construcción de una sociedad en la que los derechos humanos sean realmente ejercidos por la comunidad social, implica necesariamente el cumplimiento cabal de los deberes ciudadanos que deben ser honradas para el sano equilibrio en la perspectiva humanista de la cultura de la solidaridad.
En la Constitución del Ecuador aprobada por referéndum en 1978 en su artículo 19 se proclama: “El más alto deber del Estado consiste en respetar y hacer respetar los derechos humanos que garantiza esta Constitución. Todos los habitantes de la República tienen el deber de promover el bien común, fortalecer la unidad nacional, colaborar para el progreso integral del Ecuador, conservar el patrimonio natural y cultural de la Nación y respetar los derechos de los demás”
Precisión y concisión son las características de una óptima redacción en especial en la materia jurídica, y es lo que encontramos en la Constitución de 1978, en particular en el artículo que reproduzco y que debe ser recordado por todos para construir una sociedad realmente democrática. Los desafíos de hoy son aquellos que promueven un orden de justicia y trabajo para todos. (O)