Una Asamblea Nacional de miedo

En carpeta ocho juicios políticos contra los funcionarios de gobierno. Y es poco, dicen quienes no quieren gobernabilidad; les molesta todo: el respiro del presidente, el liderazgo del ministro Luque, la estrategia de la policía y el ejército para arremeter contra la delincuencia y el narcotráfico.

Les cansa los discursos, la mínima palabra, la centésima del segundo que se alarga una declaración. Un país lleno de “negociaciones diarias’’ no puede funcionar. Cabildeos sin forma. Al presidente: ¿le pidieron la salida de Glas y Muentes de la cárcel, a cambio de votos, en el caso de la vicepresidenta Verónica Abad, a quien la Corte Nacional pidió levantarle la inmunidad para llevarla a un juicio justo?

Hay datos escalofriantes; se pide información de parte de los asambleístas, a todos quienes quieren y pueden. Imagínense que los funcionarios del ejecutivo en lugar de trabajar buscando cómo sacar al país adelante, se pasan armando carpetas para todos los que joden por las puras en la Asamblea, solamente para llenar un récord de ineficiencia, y decir que fiscalizan a nombre del pueblo.

Es increíble pensar que los grandes problemas nacionales no sean tocados, porque el caldo de cultivo para encontrar el escondrijo para cuestionar, son trivialidades. La gran mayoría de alientos de los asambleístas causan ruido en un país que no puede salir. Y no es un problema en contra del presidente Noboa, también fue de Lasso, Lenin y hasta de Correa. Solamente que, en este último caso, había una tal María José Carrión, que era la “mama Lucha” del archivo de todas las causas.

El modelo de ingobernabilidad ha permitido que los del PSC sin tener la presidencia de la república hayan manejado el país los últimos cuarenta años; en cuáles sectores se preguntarán. ¿Cómo es posible que el hombre de “confianza” de ellos, un tal Muentes esté en la “Roca” y los jerarcas se hagan los cojudos, ¿diciendo que no son responsables de nada? Se necesita cojones grandes, por no decir huevazos, para tanta desfachatez.

Palabras castizas, a lo mejor de un tamaño diferente. Claro, tal como es la indignación de un pueblo sometido a la jarana, al discurso fatuo, a la pobre invocación a sus costumbres, a su tristeza, a su infinita soledad.

Un querido ciudadano me escribió, pidiendo que haga un llamado para que dejen a los gobernantes “gobernar:” Bajo su perspectiva, la Asamblea es un reducto de innombrables que buscan su bienestar. Con honrosas excepciones, no creo que sea así.

Y digo esto, hasta cuando sorprendido, veo toda una estrategia para que el presidente caiga. Hasta, dicen y buscan certificados médicos para forjar desequilibrios mentales del primer mandatario, con propósitos nefastos para demoler al país.

Hay que hacer fuerza entre los ecuatorianos sensatos para terminar con el pensamiento inocuo, mentalmente decaído de ideas. ¿Odian a Noboa…a quién quieren entonces? Den nombres, pero no de impresentables. (O)

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