Jóvenes sin trabajo

La falta de empleo para los jóvenes es otro de los graves problemas del Ecuador.

La Guardia Ciudadana de Cuenca convocó para cubrir 20 vacantes. Se presentaron más de mil aspirantes.

Al acuartelamiento convocado por las Fuerzas Armadas llegaron cientos de jóvenes, mucho más del número requerido.

A diario, centenares de jóvenes (hombres y mujeres) presentan sus carpetas en la empresa privada en busca de oportunidades.

No interesa sin son profesionales, graduados en colegios técnicos, o solo bachilleres, residentes en la ciudad o llegados de otras partes. Simplemente no hay plazas de trabajo.

Según el presidente de la Corporación Juventud Activa Ecuador, David Quezada, en Cuenca, de cada 10 jóvenes solo cuatro tiene trabajo. Aquellos cuyas edades oscilan entre 18 y 24 años, “enfrentan las mayores dificultades para ingresar al mercado laboral formal”.

A nivel nacional, el 63,5 % labora en condiciones de informalidad. Una realidad social lacerante y sin visos de solución.

El Gobierno, con apoyo legislativo, perdonó los intereses acumulados de los grandes deudores del fisco a cambio de abrir plazas de trabajo para la juventud. Sin embargo, las tasas de desempleo siguen invariables. No han cumplido.

La referida Comisión y un concejal de Cuenca han presentado propuestas de ordenanzas al Concejo Cantonal para fomentar fuentes de trabajo, en ambos casos otorgando incentivos fiscales, como la exención del pago de tributos municipales. Algo similar a la iniciativa del Gobierno.

En teoría, leyes y ordenanzas suenan bien. Se las aprueban hasta con aplausos. Es en la práctica donde deben verse los resultados.

En la anterior consulta popular se perdió una gran alternativa: el contrato por horas. Un debate mal llevado y contra el cual despotricó el sindicalismo sin visión la hizo abortar.

El fracaso y la intensión de emigrar atenazan a miles de jóvenes sin oportunidades. He allí el reto del Estado.

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