Elecciones y cansancio

En medio de la apatía y de las preocupaciones diarias, 13.736.317 ecuatorianos fueron convocados oficialmente por el Consejo Nacional Electoral a elecciones a efectuarse el 9 de febrero de 2025.

Elegirán al nuevo presidente y vicepresidente de la República, asambleístas nacionales y provinciales, y miembros del Parlamento Andino.

Desde hacía muchísimos años, los ciudadanos han sido convocados cada dos años, menos incluso en varios casos, sea para elegir dignatarios o para consultas populares y referéndums, y hasta para elecciones anticipadas como ocurrió hace casi un año.

Varias encuestas reflejan cansancio y hastío, no solamente por las continuas elecciones, cuanto porque los principales problemas colectivos no son resueltos, o los candidatos son los mismos de siempre, pasándose únicamente de una dignidad a otra; o porque la corrupción ya rebasa hasta lo insólito; o el servicio público en sí mismo, desde los diferentes poderes ha sido usurpado no para el bien común sino de unos pocos.

El ánimo democrático de los ecuatorianos empeora en este proceso al ver la cantidad de aspirantes a la presidencia de la República: 16 en total. La mayoría ni siquiera llega al 1% de la intención de voto, no los conocen; o son vistos como chimbadores, puestos de relleno, o para satisfacción del ego personal.

Mientras no se reforme el tan criticado Código de la Democracia seguirán proliferando partidos y movimientos, y por consiguiente, los candidatos, las alianzas, incluso entre enemigos en apariencia o como artimaña para no desaparecer del registro electoral.

Los ciudadanos también se desencantan porque de sus impuestos o de los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales sale el dinero para financiarles la campaña.

Algunos candidatos, de forma velada y a través de redes sociales ya están en campaña, aunque trivializando la política y tomando al pueblo como si fuera un asistente a un circo. Mal vamos.

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