Iván Cajamarca un cuencano que pide la eutanasia

Tras recibir un diagnóstico terminal en SOLCA, Iván Cajamarca aboga por la eutanasia y una muerte digna.

Iván Cajamarca Déleg, constructor y empresario inmobiliario, de Cuenca, comenzó el trámite para recibir eutanasia. Ya pasó la prueba psicológica y espera una evaluación psiquiátrica. Esto exige la ley a quienes toman esta decisión.

Es el primer cuencano que ha hecho público su deseo de optar por una muerte asistida, después de que el 7 de febrero de 2024 la Corte Constitucional del Ecuador (CCE) reconociera el derecho a la eutanasia en este país.

Dicha sentencia fue histórica y el resultado de una incansable gestión de Paola Roldán, quien padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y solicitó la eutanasia debido a su condición, que la mantenía postrada en una cama.

Iván, de 50 años, aspira a completar todo su proceso legal hasta diciembre de este año, lo que le permitirá, finalmente, acceder a la asistencia médica que necesita para tener una muerte digna. Tiene cáncer terminal.

A pesar de haber salido del hospital de la Sociedad de Lucha contra el Cáncer (SOLCA), de Cuenca, apenas el miércoles pasado, habla con una notable energía. Se muestra en paz y sereno; esa calma es evidente en sus ojos y en su rostro.

En julio de 2023 Iván Cajamarca recibió su diagnóstico de cáncer

Relata que en julio de 2023 recibió el diagnóstico de cáncer, tras acudir al médico debido a un dolor persistente en la cintura y el brazo, así como a un malestar corporal recurrente. Eso le cambió la vida.

Su cáncer inició en el hueso sacro, que está en la parte inferior de la columna vertebral, justo por encima del coxis. Allí le encontraron un linfoma, que afectó algunos nervios fundamentales para la función de las piernas y la región pélvica.

“En los exámenes vieron que tenía como una bola de unos 10 centímetros… Yo no creía que tenía cáncer, me resistía a creer que estaba con cáncer, pero la enfermedad iba avanzando y ya no podía caminar…”, dice.

Este fue un golpe devastador para él, ya que se dedicaba al atletismo y a escalar nevados. Además, se vio obligado a abandonar su negocio de bienes raíces y la empresa constructora Andrómeda, que había fundado junto a sus hermanos.

Su vida dio un giro inesperado, pues además, poco después de conocer su diagnóstico, falleció su hijo, de 35 años. Le quedan tres hijas y un hijo, todos mayores de edad.

“Mi pie izquierdo comenzó a secárse porque uno de los linfomas presionaba las venas ilíacas, ya no podía ni caminar, ya no podía trabajar ni hacer deporte, tuve que dejar todo…”, recuerda.

Iván Cajamarca Déleg, constructor y empresario inmobiliario, de Cuenca, espera recibir la eutanasia. Tiene cáncer terminal.
Iván Cajamarca se dedicaba al atletismo. Compitió en varias carreras y maratones en Ecuador.

Tratamiento que siguió Iván Cajamarca antes de pedir la eutanasia

Inicialmente intentó tratarse con medicina alternativa por medio de biomagnetismo, combinado con sueros y pastillas, pero, aunque le aliviaron en algo, no lograron frenar el avance de la enfermedad.

Posteriormente, se sometió a un tratamiento de quimioterapia y completó seis sesiones en Cuenca y Guayaquil. Esto le permitió, en marzo de este año, volver a caminar y retomar el deporte, aunque con una intensidad menor a la de antes.

Decidió hacer un nuevo proceso de quimioterapias más agresivas, que le costaban cerca de 5.000 dólares cada una, para atacar directamente a los linfomas, pero su cuerpo ya estaba con metástasis e incluso su páncreas ya estaba afectado.

“Entonces el médico dijo que más quimios ya no iban a funcionar y que ya solo queda darme tratamiento paliativo para tener una muerte digna y en la medida de lo posible sin dolor…”, sostiene.

Este diagnóstico lo recibió hace un par de semanas y decidió no continuar con más tratamientos, ya que, además de dejarlo en un estado de salud delicado, representaban un gasto que hasta la fecha ha superado los 60.000 dólares.

La muerte asistida que pido el cuencano Iván Cajamarca

La idea de la eutanasia no es nueva para Iván, ya que comparte que, incluso años antes de saber que tenía cáncer, contemplaba la posibilidad de solicitar una muerte asistida si alguna vez enfrentaba una enfermedad terminal.

“Yo le vi a mi padre como falleció, murió con diabetes y algunas enfermedades, mi padre lloraba del dolor y no podíamos hacer nada. Fue un proceso muy duro para él y para todos…”, menciona.

Iván relata que vivió siete años en los Estados Unidos (EE.UU.), donde conoció a guías de la India que le enseñaron la práctica de la meditación y le introdujeron en técnicas de autoconocimiento y bienestar.

Además, Iván refiere que desde los 30 años ha leído casi 3.000 libros, muchos de ellos relacionados con la vida, la existencia, Dios y la espiritualidad. También ha explorado temas como la filosofía, la psicología y el desarrollo personal.

Está convencido de que estas lecturas le ayudaron a replantearse sus objetivos y creencias, especialmente en relación con el apego a las cosas materiales e incluso a la vida misma.

Iván Cajamarca también practicaba escalada. Esta es una de sus pasiones en el deporte.
Iván Cajamarca también practicaba escalada. Esta es una de sus pasiones en el deporte.

Hay que vivir con autenticidad y paz

Reflexionó sobre la importancia de vivir con autenticidad y paz. Este proceso de introspección le ha permitido, asimismo, valorar más las experiencias y relaciones significativas, en lugar de centrarse en la acumulación de bienes.

“Hay un libro que se llama Conversaciones con Dios, de Neale Donald Walsch, y en ese libro dice que morir no es malo, es lo mejor que le puede suceder al alma, el alma se libera del cuerpo, deja el cuerpo y sigue al lado de Dios…”, dice.

Explica “yo soy creyente de Dios y lo más lógico es que me voy a ir al lado de Dios y voy a estar bien, allá voy a dejar de sufrir estos dolores, yo le veo con mucho bienestar una decisión de esta naturaleza…”.

Para Iván Cajamarca hay una concepción equivocada sobre la muerte

Para Iván hay una concepción equivocada respecto a que Dios es el que quita la vida, pues cuestiona que en la sociedad la gente “ya se va suicidando cuando se fuma un cigarrillo, cuando está con estrés, cuando viven con envidia…”.

“En mi caso yo no me estoy yendo con rencores, maldiciendo a la gente, yo me estoy yendo en paz, me voy con todo el amor de mis hijos, no me estoy suicidando ni huyendo de una situación, nada de eso…”, insiste.

Añade “dos veces he estado al borde de la muerte, y la una vez cuando me iban llevando me pregunté ¿para qué he hecho todo esto si me voy a morir?, y desde allí reflexioné y me dije que ya no me voy a aferrar, ya no voy a estar luchando…”.

Tiene una lista de 20 cosas que quiere hacer antes de la eutanasia: subir al bus turístico de dos pisos, bailar con una banda de pueblo, pasar más tiempo con mi madre, escribir un libro, dar una charla, entre otras.

“Yo no quiero crear lástima, ni que me digan pobrecito, nada de eso, eso no es bueno, uno debe estar con paz, firme, con confianza, uno debe disfrutar la vida y hacer un buen servicio…”, afirma.

Para Iván es necesario derribar o al menos cuestionar una serie de creencias religiosas y sociales sobre la muerte… No hay mejor cosa que vivir bajo la coherencia, bajo el amor, paz, alegría, bajo esos principios…”, concluye.

La lucha de Paola Roldán por conseguir la eutanasia

La muerte de Paola Roldán, ocurrida el último 12 de marzo de 2024, reavivó en Ecuador el debate sobre las enfermedades raras, el sufrimiento de quienes las padecen y la posibilidad de que estos pacientes opten por la eutanasia.

Roldán padecía de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). En 2020, cuando tenía 38 años, le diagnosticaron esta extraña enfermedad, que no tiene cura y la llevó a vivir por años conectada a un respirador mecánico y en una cama.

Tras una larga batalla legal, Roldán logró que el 7 de febrero de 2024 la Corte Constitucional del Ecuador acepte la inconstitucionalidad del artículo 144 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Así, se despenalizó la eutanasia.

La sentencia salió casi seis meses después de que Roldán presentase la demanda ante la CCE. Un colectivo de abogados contrarios a la eutanasia interpuso algunas medidas en contra, pero estas no prosperaron.

El caso de Roldán generó un profundo debate, incluso fuera de este país, entre quienes defienden la vida a pesar de cualquier circunstancia y los que ven a la muerte como una elección cuando el sufrimiento es extremo.

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