La elegancia de Francia en el corazón de Cuenca

La influencia francesa en Cuenca destaca un período de esplendor en la modernización urbana, impulsado por la prosperidad económica del siglo XIX.

La influencia francesa en Cuenca es más que una huella arquitectónica, es una narrativa cultural viva que revela cómo la ciudad abrazó y adaptó las tendencias europeas en su identidad urbana. La Atenas del Ecuador alberga la Ruta Francesa, que refleja una época de esplendor.

Alexandra Roura Burbano, investigadora de la arquitectura en el Centro Histórico, explica que a finales del siglo XIX y principios del XX, el auge económico gracias a la exportación de cascarilla y sombreros de paja toquilla permitió a la ciudad salir de su vida silenciosa, casi rural, que arrastraba de la época colonial y abrirse a la modernización y el progreso urbano.

“La nueva arquitectura en la ciudad era patrocinada por la burguesía cuencana en un afán de seguir la moda que se vivía en las grandes capitales del mundo. Primero maquillaron sus casas con pilastras, frontones y frisos decorados y ocultaron la cubierta inclinada de teja, tradicional de la arquitectura popular, por medio de finos balaustres y coronas decoradas”, explica.

Roura realizó la investigación “Influencias de estilos arquitectónicos en el Centro Histórico de Cuenca”. En esta menciona edificaciones concebidas bajo el estilo del Neoclásico Francés como el colegio Benigno Malo, la Corte Superior de Justicia y el antiguo Banco del Azuay.

La Condamine

La Calle de La Condamine fue nombrada en honor a Carlos María de La Condamine, ilustre científico miembro de la Primera Misión Geodésica Francesa. Él vivió en este lugar durante su estadía en Cuenca en 1739. Evoca memorias de cuando se realizaban en El Vado los principales oficios tradicionales de la urbe y se organizaban célebres reuniones de poetas y músicos.

San Sebastián

Siguiendo la ruta hacia la Plaza de San Sebastián, el visitante se adentra en un espacio que evoca el renacimiento francés y sus jardines geométricos. Este diseño fue obra del cuencano Octavio Cordero Palacios, inspirado en el estilo renacentista del paisajista André Le Nôtre.

La plaza Miguel de León, conocida como San Sebastián, combina la arquitectura religiosa y los ecos del pasado colonial. Allí se congregaban antiguamente los indígenas para los servicios religiosos en la iglesia homónima.

La plaza alberga ahora el Museo Municipal de Arte Moderno, instalado en la antigua Casa de la Temperancia, cafeterías y galerías de arte. Este rincón, en su pasado, fue testigo de encuentros sociales intensos, como la corrida de toros en 1739, en la cual murió trágicamente el médico francés Jean Senièrgues a manos de una multitud furiosa.

Casa Bienal

La Casa Bienal es un testamento de la arquitectura afrancesada que permeó Cuenca a inicios del siglo XX. Este inmueble, situado en la calle Simón Bolívar, fue adquirido por José Antonio Alvarado en 1907. La convirtió la casa en un muestrario de materiales decorativos importados de Europa.

Con sus murales, tapices y latones policromados, la Casa Bienal transporta a una época en la que el lujo y la elegancia parisina eran aspiraciones que definían a las familias cuencanas de la alta sociedad.

Clínica Bolívar

En la intersección de las calles Simón Bolívar y Juan Montalvo, la Clínica Bolívar resplandece con su estructura imponente y su estilo neoclásico. Es el reflejo de la decoración de los períodos renacentistas de Luis XIV y Luis XV.

Construida en 1929 para Manuel Felipe Ullauri, esta edificación alberga detalles de decoración policromada que fueron importados directamente desde Francia, otorgándole un aire europeo y refinado. Los detalles de la arquitectura y la disposición de espacios internos hacen que la Clínica Bolívar sea uno de los mejores ejemplos de afrancesamiento en Cuenca.

Casa del Coco

Esta estructura es un ejemplo de la fusión de arquitectura colonial con decoraciones afrancesadas. Situada en Simón Bolívar y Juan Montalvo, esta vivienda, construida en 1890 para la adinerada Florencia Astudillo Valdivieso, muestra un estilo híbrido. En su salón principal, decorado con latones franceses y su fachada con frisos y pilastras, esta casa denota la opulencia y el deseo de una elite por emular el estilo europeo.

Tras la muerte de doña Florencia, la casa fue heredada por la Curia de Cuenca y en los años 70 fue adquirida y restaurada por Ernesto Moscoso, quien la convirtió en un centro comercial, honrando el sobrenombre de su nuevo dueño al denominarla Casa del Coco.

Parque Calderón

El Parque Calderón está rodeado de edificaciones públicas y elegantes casonas que simbolizan la influencia francesa en Cuenca. En este entorno se destaca la antigua vivienda de la familia Ordóñez Mata, actual Mansión Matilde.

La familia, que hizo fortuna en el comercio de cascarilla y sombreros de paja toquilla, contrató a artistas europeos como René Chaubert para diseñar los balcones con motivos vegetales característicos del estilo francés.

Mansión Matilde se abre paso en el segundo piso de la denominada Casa del Parque, en las calles Bolívar y Luis Cordero. En la parte baja hay una selecta oferta de restaurantes.

Para Jaime López Novillo, un investigador de la historia de la ciudad, la ruta francesa es más que un recorrido turístico.

“Significa transitar por el tiempo y el espacio para ser parte de una historia de memoria. Es conocer la esencia de una ciudad de riqueza patrimonial tanto en lo material como inmaterial”, indicó. La influencia del estilo francés se manifiesta en varias edificaciones. (PNH)-(I)

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Patricia Naula Herembás

Licenciada en Comunicación Social con experiencia en medios tradicionales y digitales. Hace coberturas y en redacción de temáticas de emprendimiento, empresarial, sociedad e interculturalidad.

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