Crisis energética: retos y desafíos para el sistema financiero

Bladimir Proaño

Los efectos del cambio climático y la crisis energética se han convertido en desafíos significativos que trascienden lo ambiental y afectan profundamente las economías nacionales. En el caso de Ecuador, estas problemáticas están redefiniendo sectores clave como la agricultura, la pesca y el turismo, y también impactan al sistema financiero. Aunque los bancos y cooperativas han mostrado resiliencia en el pasado -como lo demuestran las utilidades del sector bancario que se recuperaron de USD 368.7 millones en 2020 a USD 1.087 millones en 2023 tras la pandemia-, estas nuevas crisis exigen estrategias más integrales para garantizar la estabilidad económica del país.

Uno de los principales efectos del cambio climático en Ecuador es la variabilidad en los patrones climáticos, como lluvias extremas o sequías prolongadas. Estas alteraciones afectan a sectores como la agricultura, donde la disminución de la productividad afecta a los pequeños agricultores, limitando su capacidad para cumplir con obligaciones crediticias y aumentando la morosidad dentro de las instituciones financieras. A su vez, esto genera tensiones en el sistema financiero, que se enfrenta a un delicado equilibrio entre apoyar a sus clientes más vulnerables y proteger su estabilidad.

Por otro lado, la crisis energética, caracterizada por incrementos en los costos de los combustibles fósiles y la creciente demanda de electricidad, también tiene consecuencias significativas. Las empresas enfrentan mayores costos operativos, lo que se traduce en una menor rentabilidad y, en algunos casos, en el cierre de operaciones. Estas dificultades económicas se reflejan en el sistema financiero a través de un aumento en la solicitud de reestructuraciones de crédito y una menor demanda de nuevos préstamos, impactando los márgenes de ganancias de bancos y cooperativas. El sector cooperativo, que históricamente ha sido un pilar en la inclusión financiera, enfrenta desafíos únicos. Su modelo de negocio, basado en la cercanía con los microempresarios, lo expone a los riesgos asociados con la economía de subsistencia. A pesar de los retos, estas crisis también presentan oportunidades. El sector financiero tiene un papel fundamental en fomentar la transición hacia economías más sostenibles. Bancos y cooperativas pueden liderar esta transformación a través del financiamiento de proyectos de energías limpias, programas de eficiencia energética y la implementación de seguros climáticos que protejan a sus clientes más vulnerables. Ecuador necesita adoptar un enfoque integrado que combine políticas públicas, innovación financiera y cooperación internacional para mitigar los efectos del cambio climático y la crisis energética. Sólo a través de una acción conjunta se podrá garantizar la estabilidad y sostenibilidad del sistema financiero, promoviendo al mismo tiempo el bienestar económico del país. (O)

CMV

Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.

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