Revelaciones para el olvido

El denominado “caso Pantalla” es un proceso judicial que investiga una serie de acciones emprendidas por Wilman Terán, ex presidente del Consejo Nacional de la Judicatura, y que tienen que ver con la implementación, desde tan alta función, de una verdadera organización delictiva que apuntaba, entre otras cosas, a una posible candidatura de Terán para la presidencia de la república. En la actualidad, Terán se encuentra detenido y sentenciado por su evidente involucramiento en el caso Metástasis, junto a 20 “arcángeles” más.

Cuatro funcionarios que trabajaron junto a Terán en el Consejo de la Judicatura, presentaron la semana pasada sus testimonios anticipados, a través de los cuales se pudo evidenciar una serie de irregularidades que se habrían cometido, incluyendo tareas de espionaje, contratación de empresas para trabajos sucios y hasta la conformación de un grupo armado. Según los funcionarios, que coincidieron en sus versiones, existía una estructura que cumplía labores de espionaje y contraespionaje, y entre cuyas labores estaba la de obtener informaciones filtradas desde la Fiscalía y la Policía Nacional, así como trabajar en la promoción y posicionamiento de la imagen de Terán. De acuerdo a las mismas versiones, mientras Terán estuvo al frente del CJ, se vivió un ambiente de tensión al interior de la institución pues la gente se sentía espiada y amenazada.

Santiago Cifuentes, uno de los funcionarios declarantes y ex asesor de Terán, narró que Terán le llevó a conocer, en una visita a Santo Domingo de los Tsáchilas, a un grupo de 20 personas fuertemente armadas. La ex jueza de esa ciudad, Anabelle Torres, actualmente prófuga de la justicia, habría sido la encargada de ciertas labores externas del CJ, mismas que las cumplía con agresividad copiada de su “jefe”.

Imagínense ustedes, amables lectores, el concurso para jueces de la Corte Nacional de Justicia estaba en manos de este personaje siniestro y rocambolesco, y, mediante el tráfico de influencias, en manos de grupos políticos perfectamente identificados, cuya obsesión por manejar la justicia y la impunidad no tiene límites ni pudor. (O)

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